Rudolf Steiner
LECCIONES ESOTÉRICAS
LECCIÓN 19
Ex Deo Nascimur
In Morimur
Traducido por J.Luelmo may.2022
Ex Deo Nascimur
In Morimur
Traducido por J.Luelmo may.2022
Traducido por J.Luelmo may.2022
El ser humano corriente tiene un cuerpo físico y un cuerpo etérico conectados. Cuando utiliza su cuerpo físico -ya sea al levantar las manos o al pensar- pone al mismo tiempo en movimiento la parte correspondiente de su cuerpo etérico. Esto, con el esoterista, se va a convertir en algo diferente, la conexión se va a volver más débil.
El hombre tiene una columna vertebral que está conectada con el cerebro y los órganos de los sentidos. Cuando medita, crea en su cuerpo etérico, por así decirlo, una " pre-cresta ", compuesto por la hilera de lotos que se encuentra detrás del esternón.
Traducido por J.Luelmo may.2022
En nuestras lecciones esotéricas hemos hablado a menudo del camino que el esoterista debía recorrer en las antiguas escuelas de misterio. En aquella época, a través de ciertos métodos, el alma y las cualidades espirituales del hombre eran, por así decirlo, volteadas, giradas, en un tiempo comparativamente mucho más corto; pues el hombre era entonces mucho más robusto mental y físicamente que ahora. Tenía un alma más fuerte y, como ésta es la artífice del cuerpo físico, éste también era más fuerte. Eso fue en tiempos a los que nuestra investigación histórica no se remonta. La humanidad de entonces era menos complicada, más unificada. Surgió del vientre de la Divinidad, y su tarea, después de perder gradualmente la antigua clarividencia, es elevarse de nuevo a la espiritualidad en su camino a través de la materia, recibiendo el impulso de Cristo en sí mismo y, así lleno, uniéndose de nuevo con la Divinidad. - A través del materialismo siempre creciente, los hombres se han vuelto más y más débiles espiritual, mental y físicamente, y las pruebas que se imponían a los discípulos en los antiguos Misterios ya no pueden ser sometidas a las constituciones actuales más delicadas. En aquella época, el trabajo se dirigía principalmente a la eliminación de dos cualidades que, en el menor tiempo posible, el iniciado debía aprender y desechar en su insostenibilidad: Egoísmo y miedo. Lo que es realmente egoísmo no puede ser juzgado con los conceptos ordinarios del plano físico.
Los iniciados eran sumergidos en el sueño y entonces sus almas se mostraban en los mundos espirituales con lo que habían elaborado en ellos hasta ese momento. Su yo era entonces, por así decirlo, absorbido por el macrocosmos y se daban cuenta de que no eran nada. Este hundirse en la nada, como ante un oscuro abismo, despertaba naturalmente sus sentimientos de miedo, y debían superarlos. De estas pruebas, o bien salían incapacitados para la vida exterior, al haberse dado cuenta de que todo lo transitorio es nada, o bien se mantenían fuertes y resolvían utilizar esta encarnación, si era posible, para un mayor desarrollo, con el fin de conocer algún día los mundos superiores. - Un ser humano moderno no debería ser tocado con tanta fuerza. Ya es mucho para una persona común y corriente decir que el suelo tiembla bajo sus pies. Pero todo su empeño será siempre mantenerse firme. No quiere dar un salto, sino avanzar lentamente. Pero el esoterista debe dar el salto al abismo. Debe dejar que el suelo se le escape. Porque si quiere penetrar en los mundos espirituales, los conceptos que se ha formado aquí en el plano físico no le sirven en absoluto. No debe llevarse nada de ellos. Sólo hay una cosa que puede conservar: La capacidad de formar conceptos, el sentido de la verdad y la lógica. La capacidad de formar nuevos conceptos y el sentido de las nuevas verdades que llegará a conocer.
Los maestros de la sabiduría y de la armonía de las sensaciones nos envían una parábola para que este asunto nos resulte claro. Es como si viéramos todos los objetos de nuestra habitación frente a nosotros en un espejo y luego fuéramos detrás del espejo para descubrir allí su realidad. Veríamos que detrás no hay nada. Así es en los mundos superiores con nuestros conceptos. Cuando vamos detrás del espejo, por así decirlo, nos damos cuenta de que no hay nada detrás. Tenemos que dejar que los seres superiores nos inculquen los conceptos de los mundos superiores y tenemos que trabajar en nosotros mismos para que nos formemos tales conceptos. Pero cuando los hemos adquirido con un trabajo serio y honesto, entonces debemos volver a ponernos como si fuera ante un espejo y tomar una decisión audaz y destrozarlo. Entonces, la oscuridad, la nada, se abrirá a su vez ante nosotros. Pero si perseveramos, una luz brillará en esta oscuridad y todo un mundo nuevo se nos revelará.
Nuestro trabajo esotérico consiste en elevar gradualmente nuestros cuerpos astral y etérico a las alturas espirituales. Esto deja atrás en el cuerpo físico una parte, la parte inferior de ambos cuerpos. El yo desempeña ahora un papel peculiar entre estas dos partes, por así decirlo, descolgadas. Debido a habernos anclado tanto en la materia, ésta, por así decirlo, está encadenada a las partes inferiores y es su esclava. Como resultado, se producen fenómenos peculiares. En la parte aislada de nuestro cuerpo astral, que tal vez tenía algunas virtudes que podíamos controlar fácilmente en épocas anteriores, cuando su mejor parte estaba todavía conectada con él, tales cualidades crecen ahora hasta proporciones inconmensurables, y el hombre se presenta a menudo como un libertino. Si el yo estuviera unido a las partes superiores, controlaría las inferiores y, por tanto, todos los impulsos, deseos y pasiones. Entonces las partes superiores no serían inconscientes, como lo son cuando el yo está en lo inferior. Puesto que los más altos se apagan, los cuerpos inferiores a menudo se debilitan. También el cuerpo físico es entonces propenso a la enfermedad. Pero este es un estado temporal. Porque cuando las partes superiores hayan extraído suficiente fuerza de los mundos superiores, volverán a tener un efecto armonizador y saludable sobre los inferiores. El esoterista debe decirse a sí mismo frente a estos fenómenos irregulares en sus cuerpos inferiores: quiero mantenerme firme; en las buenas y en las malas seguiré mi camino hacia lo espiritual, sea cual sea lo que encuentre. - Si se pone un centro para sí mismo contra sus defectos, también los dominará. El arte debe ser una ayuda para nosotros en estas luchas. Para esto se nos ha dado todo el arte verdadero. Un arte que no nos eleva debe perecer, no puede existir, no es un arte verdadero. Cuando los artistas hayan reconocido la misión del arte, cuando el arte esté impregnado de Teosofía, entonces se convertirá para nosotros en lo que debe ser.
Cuando los dioses crearon al hombre, también le dieron defectos para que pudiera poner a prueba su fuerza contra ellos. Por eso debemos agradecer a los dioses nuestras faltas, porque luchar contra ellas nos hace fuertes y libres. Pero ni por un momento debemos amar estas faltas. No podemos estar agradecidos a esos dioses que nos habrían hecho puros e intachables, porque nos habrían hecho débiles al mismo tiempo. Y debemos decirnos a nosotros mismos: aunque el mundo estuviera lleno de demonios, no obstante, descendemos de Dios: Ex Deo nascimur. Si luchamos con seriedad y nos esforzamos sin cesar en los mundos espirituales, sentiremos cómo se extingue lo bajo, lo defectuoso en nosotros: In Christo morimur. Y entonces despertaremos conscientemente en los mundos superiores: Per Spiritum Sanctum reviviscimus. - Hay una versión exotérica y otra esotérica de esta frase. Utilizado esotéricamente, la mención del santísimo nombre, si se hace indignamente, puede provocar terremotos, tormentas y tempestades, violentos acontecimientos naturales; pues nuestros pensamientos, incluso los más ocultos, tienen un poder destructivo en los mundos espirituales si son erróneos. Esto es lo que se quiere decir en el mysterium de la Rosacruz, donde se dice que los dioses a menudo deben romper mundos para reparar el daño que los humanos hemos hecho con nuestros pensamientos. La versión esotérica del dicho es por lo tanto:
Ex Deo Nascimur
In Morimur
Per Spiritum Santum Reviviscimus
Transcripción B
Traducido por J.Luelmo may.2022
Los ejercicios esotéricos son la técnica de la vida espiritual.
Maya = Maha-aya; ya o ye = ser; a = negación; Maha-aya por tanto: gran no-ser.
Debido a la influencia de Lucifer y Ahriman, es por lo que nos hemos convertido en habitantes físicos de la tierra; de lo contrario, nuestros yoes habrían permanecido en regiones espirituales y sólo habrían dirigido nuestros cuerpos en la superficie de la tierra desde esas regiones.
Aunque Lucifer y Ahriman luchan contra la obra directa del espíritu divino, sin embargo así lo quiere el espíritu, pues sólo a través de tal resistencia el yo llega a la plena objetivación física.
Si no fuera por Ahriman, ni siquiera veríamos el verde de la planta como tal, sino sólo el espíritu representado en la planta. La planta individual es, por así decirlo, como un cabello en el cuerpo de la tierra.
Sólo a través de Lucifer y Ahriman surge nuestro egoísmo. Pero es necesario que este egoísmo viva en nosotros y se exprese plenamente, pues sólo así puede desarrollarse plenamente la vida física. Pero debemos ser conscientes de que cada acción nuestra tiene un tinte egoísta. Nuestra simpatía nos impulsa a ayudar porque no nos gusta simpatizar.
No hay ningún punto en el espacio del mundo donde no haya poder.
<Todos los cerebros etéricos de los hombres son tan diferentes como las hojas de un árbol. Los puntos luminosos que contiene se asemejan a una fotografía del cielo, que está lleno de estrellas.
En el ojo humano se forma el efecto de Atma, Budhi y Manas.
Este símbolo también nos afecta por la noche. Debemos mantener las impresiones caóticas del día lo más lejos posible.
Tampoco debemos hablar de Teosofía durante el día en ocasiones cotidianas, por ejemplo en las comidas. Debería ser algo sagrado.
Traducido por J.Luelmo may.2022
El Arca de Noé;
Como siempre, pidamos al espíritu del día que nos ayude en nuestro trabajo de hoy. - El sábado diciendo.
Ayer hablábamos de que el alumno oía el sonido espiritual, el sonido de Oriente. Si el alumno dijera que ahora sabe lo que es el sonido espiritual, que ahora ha escuchado el primer sonido espiritual, estaría en un gran y fatal error. Es este sonido el que escucha el alumno, más bien la última palabra, por así decirlo, del físico. Todo lo que sigue sonando de alguna manera, todo sonido que puede salir de alguna manera de una laringe encarnada en la carne, no es de lo espiritual.
El mundo espiritual es por el momento completamente incoloro, sin luz, sin sonido, etc. Todo lo que vemos en forma de colores, por ejemplo, no es nada espiritual, sino que provienen de nuestro propio ser interior, y de hecho indican cualidades que todavía no tenemos, que todavía tenemos que alcanzar. Si vemos un color rojo, por ejemplo, significa que todavía no tenemos amor dentro de nosotros, que tenemos que desarrollarlo en nuestro interior. Si vemos el color violeta, significa que tenemos que adquirir piedad devocional.
Cuando oímos sonidos fuertes, no es algo espiritual, sino algo que proviene de nosotros mismos. Si alguien tiene apetito por un determinado alimento, por ejemplo, si alguien empieza a comer comida vegetariana, pero interiormente, corporalmente, sigue teniendo deseo de carne, aunque no sea consciente de ello, entonces este apetito suena en tonos, en tonos brillantes. ¡Todos estos tonos y sonidos son sólo graznidos de cuervos ocultos!
Si al estudiante se le aparece una figura de épocas anteriores y quiere interpretarla inmediatamente, es un error. Debe ser capaz de esperar para hacer la interpretación. El alumno no debe interpretar en el presente, sino después. Si tal imagen se presenta ante nuestra alma, será destruida tan pronto como lleguemos a ella con nuestros pensamientos. Pero si se trata de una imagen real, aparecerá de nuevo ante nosotros más adelante y entonces permanecerá en su verdadera forma, y sabremos lo que significa. Pero debemos ser capaces de esperar, esperar y callar. Al igual que no debemos acercarnos a las experiencias con nuestros propios pensamientos, debemos hablar aún menos de ellas. Debemos considerar y tratar toda nuestra vida espiritual como algo sagrado. Con todas estas experiencias de sonidos y colores y demás, debemos decirnos a nosotros mismos que no provienen de lo espiritual, sino de nuestro propio ser interior, de nuestro propio yo, que está surcado por el mar de los deseos y las pasiones, al igual que el arca de Noé fue surcada por el mar. Y debemos vivir con la convicción de que todas estas experiencias y fenómenos no son espirituales. Al decirnos esto de forma clara e inexorable, debemos, por así decirlo, renunciar a nuestro yo, renunciar al deseo que tengo de los contenidos de la experiencia, dejarlo volar, por así decirlo, al igual que la paloma se dejó salir del arca de Noé y no volvió.
Pero luego viene otra experiencia oculta del alumno. Cuando nos hemos dado cuenta de que no hay nada, nada en absoluto espiritual en estas experiencias de sonidos y colores, cuando hemos reconocido con fuerza interior que el mundo espiritual está completamente vacío para nosotros, entonces nos damos cuenta de que estas experiencias sí tienen un significado, un sentido para nosotros mismos. Los colores se convierten en advertencias y consejos; nos dicen lo que aún no tenemos, lo que todavía tenemos que conseguir. De los sonidos reconocemos que reflejan los deseos corporales. Y cuando las imágenes, a las que hemos dejado trabajar tranquilamente, nos dicen su significado, entonces el alma se enriquece con tales experiencias. Es como la segunda paloma que se dejó ir y volvió con la rama de olivo, símbolo de la paz.
En este difícil camino de lo esotérico, el alma no está completamente sola; hay algo a lo que puede aferrarse. Ese algo es la Rosacruz. Debemos dejar que actúe sobre nosotros; debemos tener claro que el negro del madero representa nuestra corporeidad, que está endurecida y marchita, que debemos dejar que nuestro yo inferior, que se identifica con la corporeidad, se vuelva tan oscuro y muerto como está muerto el madero de la cruz. Entonces el Yo superior, espiritual, obrará en nosotros de la misma manera que el negro de la cruz se transforma en líneas luminosas y radiantes de luz. Del mismo modo, el rojo de las rosas se transformará del color del amor que trabaja en el interior al verde, el color de la vida que trabaja en el exterior.
Cuando experimentamos símbolos, justamente aquellos que nos alegran, aquellos que experimentamos con alegría no son los que son genuinos ni provienen del mundo espiritual, sino sólo los que nos hacen sentir pena. Y debemos llevarlos con nosotros hasta que hayamos comprendido su significado. Lo espiritual en nosotros debe nacer en el sufrimiento,.
Y hay una cosa más de la que debemos darnos cuenta: es que no podemos ser nada egoístas. Nunca dejamos de ser egoístas, ¡nunca, nunca, nunca! E incluso cuando creemos que hemos hecho algo completamente desinteresado, es un error. No podemos actuar desinteresadamente en absoluto. Es el karma del mundo el que nos hace actuar de forma egoísta. ¡El karma mundial es el dios!
Y una vez que llegamos tan lejos que actuamos bien y noblemente, es el Dios en nosotros el que es bueno. Si nos volvemos más desinteresados, nos daremos cuenta de una cosa, por ejemplo: ya no sentiremos miedo ni terror. Si hay un ruido fuerte y repentino a nuestro lado, ya no nos acobardaremos como antes. El Dios que nos hace actuar bien y noblemente es nuestro arquetipo. Nuestro arquetipo nos ha creado para ser lo que somos ahora. Y nosotros mismos debemos volver a ser la imagen de nuestro arquetipo.
Cuando hayamos comprendido todo esto correctamente, entonces entenderemos de forma correcta la genuina rosa-cruz esotérica:
In morimur
Per spiritum sanctum reviviscimus
Lo que se ha omitido aquí es lo impronunciable para los esotéricos. Cuando empezamos a recitar la línea única, entonces el sentimiento debe ir a lo inexpresable. Y sólo cuando el sentimiento vuelve, podemos seguir recitando. El que experimenta esto interiormente con el sentimiento correcto también entenderá correctamente el otro dicho esotérico:
En el espíritu estaba el germen de mi cuerpo ...
En mi cuerpo está el germen del espíritu...
En el espíritu estaba el germen de mi cuerpo.
Y el espíritu ha incorporado a mi cuerpo
Los ojos sensoriales,
Para que a través de ellos pueda ver
La luz de los cuerpos.
Y el espíritu ha plasmado en mi cuerpo
La sensación y el pensamiento
Y el sentimiento y la voluntad
Para que a través de ellos pueda percibir los cuerpos y actuar sobre ellos.
Y actuar en consecuencia.
En el espíritu estaba la semilla de mi cuerpo.
En mi cuerpo está el germen del espíritu.
Y voy a incorporar a mi espíritu
Los ojos suprasensibles,
Para que a través de ellos pueda ver la luz de los espíritus.
Y yo imprimiré en mi espíritu
Sabiduría, fuerza y amor,
Para que a través de mí actúen los espíritus
Y me convertiré en el instrumento autoconsciente
de sus actos.
En mi cuerpo está el germen del espíritu..
Transcripción B
Transcripción C
Transcripción D
Transcripción E
Transcripción F
Traducido por J.Luelmo may.2022
* En un borrador de esta acta, todavía aparece la frase: "Al final, la oración se dijo omitiendo las tres últimas palabras; en su lugar, se repitió tres veces la cruz con el círculo como movimiento de la mano".
nota Ex Deo Nascimur – Im Christus morimur – Per Spritum Santum Reviviscimus.
un tono suena dentro de nosotros que se mantiene durante el tiempo que dicta nuestro karma. Es un sonido que no resuena en nuestro interior, sino que nos llega desde fuera. No hay nada más que decir aquí; cada uno debe experimentarlo y captarlo por sí mismo. Y mientras suena este tono, la palabra santa, el nombre inefable, el discípulo debe hacer un voto, que también puede hacer antes, pero debe hacerlo en este momento. El voto es que el discípulo se dice a sí mismo: consideraré como obra de Ahriman cualquier otro sonido que suene en mi oído, si no está basado en lo físico, cualquier otro sonido excepto esta palabra sagrada.
Se trata de un repliegue, de un alejamiento de lo que le rodea, que produce una sensación de frialdad en el discípulo; un sentimiento de indiferencia y adormecimiento se apodera del ser humano; se siente solo en una tremenda helada. A este sentimiento de escarcha, que produce el pensamiento puro, el alumno debe dar amor.
Y cuando ha escuchado este sonido, recibe la dirección hacia el Este; el sonido viene del Este. El alumno puede orientarse en lo espiritual, ya no se cae como el niño que aún no ha aprendido a pararse y caminar. Ahora puede ponerse de pie y caminar en lo espiritual.
Entonces sentirá calor, irradiando calor vivo.
Y el alumno deja que la tercera y la cuarta línea vivan dentro de él:
En el amor puro por todos los seres
La divinidad de mi alma brilla
Mañana hablaremos más de esto.
El alumno debe desarrollar en sí mismo algo de lo que tanto se habla en la vida exterior y que, sin embargo, no se lleva a cabo en absoluto, cuya profundidad ni siquiera se reconoce o adivina. Se habla tanto del amor a la humanidad y, sin embargo, no hay nada que corresponda a este sentimiento, que se considera como tal en la vida exterior. El estudiante esotérico debe empezar por decirse a sí mismo con toda humildad: no sé nada del amor humano. Porque no es lo correcto, amamos a la gente por varias razones. Debemos amar al hombre porque es un hombre. Cristo nos ha dado el ejemplo adecuado para ello.
En el espíritu estaba el germen de mi cuerpo ....
En los puros rayos de luz
La divinidad del mundo brilla
Sentirá la experiencia como algo que no se puede expresar con palabras. Una corriente de calor, una luz de Oriente fluirá a través de él; un sonido resonará en su interior que le hará sentir que está conectado con la luz de la Divinidad.
A medida que ascendemos en nuestro desarrollo, una nueva experiencia se nos acerca de nuevo cuando meditamos en la segunda estrofa:
En el amor puro por todos los seres
La divinidad de mi alma brilla,
Ahora, de la luz y el sonido que nos llega de Oriente, oiremos un nombre que no somos capaces de pronunciar, un nombre que hace temblar el alma y que sentimos: ¡Este es el nombre de Dios! Al mismo tiempo, una corriente de frialdad indescriptible nos atravesará, relacionada con el sentimiento de abandono, de soledad. Este nombre inundará nuestro ser más íntimo y sabremos que es este nombre. Esta experiencia nos lleva al conocimiento de la verdad, y hemos llegado al punto en que el mundo espiritual se abre ante nosotros, donde podemos saber si lo que vemos es verdad o ilusión. Todo lo que el ser humano creía haber escuchado antes de esta experiencia en forma de sonidos, golpes u otros fenómenos del mundo físico, todo eso no era la verdad - así lo sabe ahora. Fue Ahriman o Lucifer quien lo engañó con su ilusión. Por lo tanto, debemos rechazar estrictamente de nosotros mismos las experiencias de sonidos, etc., que nos llegan del mundo físico, pues ahora sabemos que no podemos experimentar antes los verdaderos fenómenos espirituales y hasta que no sintamos la cálida corriente que se vierte en nuestra alma desde el Este, y hasta que no sintamos la frialdad y el sentimiento de abandono, - antes de haber escuchado el sonido que, dentro de nosotros, proclama el nombre de Dios.
De nuevo vemos las palabras:
En el amor puro por todos los seres
La divinidad de mi alma brilla.
La Iglesia cristiana ha elegido esta "práctica de amor puro" como su frase favorita. Sin embargo, esta frase es pronunciada a menudo por los cristianos, pero generalmente se hace poco de acuerdo con ella. Y no es fácil si tenemos en cuenta todas sus consecuencias. Pensemos en lo que significa: tener amor por todos los seres, dar amor sin esperar amor a cambio, sin exigir reconocimiento ni recompensa, pues nuestro ideal debería ser: Debemos amar al hombre porque es hombre. - ¡Qué alto debe estar el hombre en su desarrollo para ser capaz de tal amor al prójimo! ¿Podemos educarnos a esta abnegación, a amar a todos los hombres como a nosotros mismos, por los mandamientos y dogmas de la Iglesia o por la compulsión de una ley moral? ¿No es mucho más fecundo para el alma si hace florecer en sí misma esta elevada virtud sin ninguna coacción?
Al practicar esta enseñanza de Cristo, incluso un hindú, un mahometano, un parsi, un católico, un protestante, un judío, incluso un hereje puede ser un verdadero cristiano, incluso sin pertenecer a la Iglesia cristiana. Y también nosotros aprendemos en nuestras meditaciones que en ellas se esconde el camino que Cristo nos ha mostrado y que es él mismo: Yo soy el camino, la verdad y la vida.
Transcripción C
En los puros rayos de luz
La divinidad del mundo brilla ...
Debemos aprender a entregarnos completamente a ese contenido meditativo en nuestra alma. A continuación veremos cómo está el contenido de esta lección esotérica.
Pero para que tenga un efecto verdaderamente despertador de la vida, durante el tiempo de dedicación a nuestra meditación debemos olvidar todo lo que existe en la vida física como nuestros intereses personales. Si estamos interiormente completamente vacíos, completamente claros, completamente llenos de consagración, entonces la luz espiritual que brilla desde el exterior resplandece sobre nosotros:
En los puros rayos de luz
La divinidad del mundo brilla ...
Y ahora el discípulo deja que la tercera y la cuarta línea surtan efecto en su interior:
En el amor puro por todos los seres
La divinidad de mi alma brilla
Allí sentirá calor, un calor puro e irradiado. Sólo las experiencias que le llegan durante esta sensación de calor tienen un valor de verdad real. Todo lo demás -quizás flotar exuberantemente en sentimientos de felicidad- es obra de Lucifer.
Pero si el discípulo ha leído las tres últimas líneas
Descanso en la divinidad del mundo
Me encontraré
En la divinidad del mundo
Si el estudiante se ha llevado a sí mismo a la vida plenamente consciente, entonces - sí, entonces comprenderá la verdad.
Así, en las dos primeras líneas el discípulo ha alcanzado el camino, en las tres últimas la verdad. A partir de las dos centrales, la vida se le revela. Y eso, mis queridas hermanas y hermanos, es lo más difícil de conseguir. Cuánto se habla en la vida exterior del amor humano. Qué poco se hace, pues ésta es la palabra de Cristo más difícil de cumplir: Ama a tu prójimo como a ti mismo. -El que hace esto es el único cristiano de verdad, sea cual sea su denominación o religión.
Así, en una formación rosacruz correctamente existente, aprendemos a recorrer el camino hacia el mundo espiritual bajo la guía del Cristo - mirando hacia Él. Aprendemos a vivir Su camino terrenal de forma independiente en nuestro entrenamiento esotérico. Todo lo que el estudiante necesita para su vida esotérica se le da en las lecciones esotéricas.
A todas sus preguntas, tanto si son habladas como si descansan en su alma, recibe una respuesta a través de lo que se le da en estas horas. Sólo tiene que escuchar correctamente y aplicar todo correctamente para que despierte y mantenga la vida en su alma. Y recorre el camino de su discipulado de tal manera que en ningún caso se toca su independencia interior.
Tal camino rosacruz sólo es posible después de que el Cristo haya estado en la tierra. En tiempos pasados, el discípulo debía dar cada paso de manera que el Gurú lo guiara y dirigiera. Mirando al Cristo y en la verdadera comprensión esotérica de Su Palabra, tal como te ha sido dada hoy, aprendemos sin ser tocados en nuestra independencia, en el pleno sostenimiento de nosotros mismos y mirando la palabra de guía que hemos recibido hoy: Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida - para encontrar el camino hacia el gran Gurú universal - el Cristo.
La sabiduría vive en la luz (pensamiento)
La sabiduría brilla en la luz (sentimiento)
La sabiduría del mundo brilla en la luz (voluntad)
Transcripción D
Hay tres poderes esenciales que debemos adquirir después del nacimiento. Estos son: caminar, hablar y comprender. Superficialmente, son sólo el resultado natural de nuestro crecimiento; pero para el esoterista, tienen un significado muy profundo e interior. Al aprender a caminar, aprendemos a encontrarnos en equilibrio dentro de las tres dimensiones del mundo físico; al pensar somos conducidos a la verdad, y hablar da vida a la verdad. Esotéricamente se podría decir: aprender a caminar es: conocer el camino. Pensar es: conocer la verdad. Hablar es: conocer la vida. En este sentido, los tres primeros años de la vida se convierten en los más importantes, porque corresponden a lo que dijo Cristo cuando afirmó: "Yo soy el camino, la verdad y la vida".
Si queremos entender las palabras de Cristo, o incluso sus parábolas, debemos retroceder a los tres primeros años de la infancia. Esto es lo que reflejó los últimos tres años de la vida de Jesús de Nazaret, cuando el Cristo caminó por la tierra. <A nuestra infancia debemos retroceder para entender lo que el Cristo expresó. En la meditación dada al discípulo:
En los puros rayos de luz
La divinidad del mundo brilla ...
- que puede continuarse día tras día durante años antes de que se manifieste cualquier consecuencia, dependiendo de nuestro karma - un día ocurrirá un momento en el que estaremos completamente impregnados de calma, nadando, por así decirlo, en la luz, sin distinguir primero nada específico. Entonces se nos revelará un sonido en ese espacio por el que nos sentimos rodeados por todas partes, un sonido que no se parece en nada a lo que puede sonar para nosotros en el mundo exterior, sino un sonido que llena el espacio y nos anuncia el nombre inefable de Dios. En ese momento sabemos que estamos escuchando el nombre inefable, y con ello ha ocurrido algo muy significativo para nosotros. Cuando oímos ese sonido sabemos que hemos entrado en contacto con lo que espiritualmente sentimos que es el Oriente.
Cuando el discípulo ha escuchado este sonido, se promete a sí mismo que considerará todos los demás sonidos y tonos que pueda experimentar como impuros en relación con ese sonido.
Cualquier otro tono o sonido que escuchemos en la meditación debemos rechazarlo y considerarlo como engaños que Ahriman quiere imponernos como verdad. Incluso los misteriosos ruidos que se oyen a veces son producidos por Ahriman y muestran el efecto que intenta ejercer sobre nosotros. Quien preste la más mínima atención a esos sonidos o ruidos, quien no se adhiera exclusivamente a ese sonido que se ha descrito antes, pone en peligro toda su formación esotérica. Algo así puede obstaculizar todo el progreso en los próximos años.
Mientras este tono suena en nuestro interior, nos sentimos rodeados de una luz que llena la habitación. Y bajo esta luz, surge en nosotros una segunda sensación, la de una frialdad helada. Nos sentimos completamente solos en esta luz fría, como si estuviéramos solos en esa habitación.
Cuando el esoterista se adentra entonces en la siguiente línea de su meditación:
En el amor puro por todos los seres
La divinidad de mi alma brilla
entonces el frío glacial se transformará en un calor que fluye desde todos los lados, un calor que es el amor puro de las esferas espirituales, ese amor que es la verdadera vida.
Descanso en la divinidad del mundo
Me encontraré
En la divinidad del mundo -
ahí está todo el secreto de nuestra unidad con Cristo está oculto.
A lo largo de los años hemos examinado cada vez más de cerca el acontecimiento de Cristo como un evento histórico en el curso del desarrollo humano. Aquí, en esta meditación, encontramos a Cristo como nuestro guía supremo, nuestro gurú supremo, que nos guiará directamente si nos dirigimos a él. En la época precristiana, la gente necesitaba un gurú en el plano físico; para progresar, tenían que adherirse estrictamente al gurú, obedecerle. Desde que el Cristo está en la tierra, se ha convertido en el Gurú de todos los hombres. En lo esotérico, todo cristiano puede ser un hindú, un parsi, un mahometano, un católico, un hereje y un protestante, incluso el judío, pues es el "Cristo en nosotros" el que puede ser encontrado por todos.
En esta calidez fluyente tomamos conciencia por primera vez de lo que es el amor. En los últimos tiempos, el "amor humano universal" se ha convertido en una expresión trivial; la gente aún no puede ni siquiera sospecharlo, y mucho menos entenderlo. Si el esoterista quiere vislumbrar este amor, debe sentirse abrazado por ese calor y al mismo tiempo decirse a sí mismo con profunda humildad: aún no sé nada del amor humano general, antes debo empezar a aprenderlo.
Transcripción E
Para un estudiante, lo único que hace falta es entender de qué tratan los ejercicios. Hay tres cosas en particular que son necesarias cuando una persona entra en lo físico. Debe aprender a caminar, a hablar y a entender (pensar). Sólo podremos captar y cumplir correctamente nuestra tarea si pensamos en lo que Christus enseñó en los últimos tres años de su vida. Tiene enseñó lo que más le importaba cuando dijo:
"Yo soy el camino, la verdad y la vida".
El camino está relacionado con el caminar, la verdad está relacionada con el aprender a entender y la vida está relacionada con el hablar. Así que también debemos hacer en la vida espiritual, en un nivel superior, lo que el niño aprende en sus tres primeros años: Andar, hablar y entender.
Cuando aprendemos a caminar, se nos plantean tres direcciones espaciales. Lo mismo ocurre con el aprendizaje de la marcha espiritual, en el que también hay que hacer una pausa en ciertas direcciones. Partimos de la perfecta quietud, que es necesaria por encima de todo. En tal calma, la meditación también debe llegar a su fin, por lo que nos hacemos el voto de que sólo reconoceremos como verdad aquello que nos suene como un sonido cuando la meditación llegue a su fin. En cambio, todo lo que nos suena en tonos de golpeo y otros ruidos debe tomarse por engaño hasta que se haya convertido en un armónico. Sólo el sonido del mundo espiritual, que nos llega en el silencio después de la meditación, es lo que se denomina el "nombre inexpresable de Dios". Al escuchar esta "palabra" después de la meditación, nos quedará claro lo que significan las dos líneas de la meditación:
En los puros rayos de luz
La divinidad del mundo brilla ...
que apunta al Oriente espiritual, al que se refiere aquí. Con este conocimiento de Dios, surge en nosotros algo más a lo que debemos prestar mucha atención. En las siguientes palabras, a saber:
En el amor puro por todos los seres
La divinidad de mi alma brilla.
aparecerá en nosotros un sentimiento de frialdad interior y de soledad. El espacio se volverá vacío para nosotros y los pensamientos también desaparecerán, hasta que más tarde surja una sensación de calor interior. Como resultado, se produce una liberación del egoísmo.
Sin embargo, entre los dos momentos caracterizados se encuentran las revelaciones del mundo espiritual que se revelan a partir de la meditación. Cristo puede ser visto por momentos como la recompensa a nuestros esfuerzos.
Transcripción F
Yo soy el camino, la verdad y la vida.
Yo soy el Camino; el aprendizaje del hombre para caminar, la verdad, el aprendizaje para pensar y la vida están conectados con esto. El aprendizaje del habla está relacionado con esto. Caminar nos permite orientarnos en el espacio; pensar nos permite captar la verdad; y hablar nos da el calor interior que corresponde a la frialdad del pensamiento.
El tono espiritual, viene de Oriente y trae el ver. El nombre inefable de Dios es la revelación de todo el mundo. Los tres primeros años de la vida del hombre en el plano físico, le enseñan a caminar, a hablar, a pensar. Los tres primeros años de la vida del niño y los tres años de la enseñanza de Cristo en la tierra tienen relaciones espirituales, pero sólo pueden entenderse de esta manera comparativa.
¿Conozco el amor humano en general? No, aún no sé nada al respecto. El amor humano general es: amar a un ser humano porque es un ser humano. Ese es el Cristo en el hombre, al que se ama entonces; el Cristo. Siempre está ahí. Sólo el sonido que funciona dentro de la meditación, durante la influencia del pensamiento puro que inunda la habitación, sólo el sonido puede llegar al discípulo desde el mundo espiritual; no debe escuchar nada más.
Transcripción G
Hay tres cosas importantes que todo ser humano debe aprender: a andar - a hablar - a comprender. Caminando aprende a conocer el camino, comprendiendo aprende a conocer la verdad, a través de la comprensión aprende a conocer la verdad, Al hablar, la verdad cobra vida, para que podamos traducirlo en la palabra de Cristo-Jesús: "Yo soy el camino, la verdad y la vida".
Todo ser humano debe darse la vuelta y "volverse como los niños", es decir, aprender estas tres cosas que un niño realiza en sus tres primeros años de vida.
En la meditación, cuando nos llenemos del material de meditación, después de habernos ofrecido previamente un silencio total, oiremos una voz desde el silencio, y sabremos que viene de Oriente, de donde viene todo lo espiritual. Será como si nos desprendiéramos del material de meditación y flotáramos en el espacio. Aprenderemos a caminar, por así decirlo, para orientarnos en el espacio. Todas las demás voces que creemos escuchar de los mundos espirituales son engañosas: son susurros de Ahriman.
Luego siguen momentos de meditación en los que todo nos parece frío y sobrio, nos sentimos completamente solos, abandonados a nuestra suerte. Estos momentos deben ser, porque ahora, con las palabras:
En el amor puro por todos los seres....
sentimos el calor del alma derramándose por nuestro cuerpo.
Entre estos dos -la luz espiritual de Oriente al principio y la sensación de calor del alma, la vida, al final- es el único momento en el que una revelación de los mundos espirituales, la verdad, puede fluir hacia nosotros.
Sólo la meditación impregnada de Cristo tiene valor. Hay una palabra, ahí fuera en el mundo, que se ha convertido en trivial, la palabra "amor al hombre". Se podría decir que sólo quien admite que no sabe nada de ella empieza a comprenderla en sus primeros comienzos.
Sólo uno lo ha enseñado en el sentido más verdadero: Cristo-Jesús mismo.
Traducido por J.Luelmo may.2022