viernes, 29 de octubre de 2021

La piedra de fundación

 

¡Alma humana!

Tú vives en las extremidades

que por el mundo del espacio

al mar del ser espiritual te llevan:

Practica la recordación del espíritu

en lo profundo del alma,

donde, en el obrar

del ser creador de los mundos,

nace

el propio yo

en el yo de Dios;

y vivirás verdaderamente

en el ser cósmico del hombre.

Pues obra el Espíritu Padre de las alturas.

Generando ser en las profundidades del cosmos.

Serafines, Querubines, Tronos,

haced resonar desde las alturas

lo que eco encuentra en las profundidades.

Esto dice:

Ex Deo nascimur.

Oyen esto los espíritus elementales

al Este, Oeste, Norte, Sur:

que lo oigan los hombres.

 

¡Alma humana!

Tú vives en la pulsación del corazón y del pulmón,

que a través del ritmo del tiempo

al sentir del propio ser anímico te conduce:

Practica la contemplación del espíritu

en el equilibrio del alma,

donde las fluctuantes

acciones del devenir cósmico

unen

el propio yo

al yo cósmico;

y sentirás verdaderamente

en el actuar del alma humana.

Pues obra en derredor la voluntad de Cristo

confiriendo gracia a las almas en los ritmos cósmicos.

Kyriotetes, Dynamis, Exusiai,

haced que desde el oriente se encienda

lo que por el occidente se forma;

esto dice:

in Cristo morimur.

Oyen esto los espíritus elementales

al Este, Oeste, Norte, Sur;

que lo oigan los hombres.

                  

¡Alma humana!

Tú vives en la calma de la cabeza,

que desde los fundamentos eternos

los pensamientos cósmicos te transmite:

Practica la visión del espíritu

en la calma del pensar

donde los eternos fines de los dioses

otorgan

luz del ser cósmico

al propio yo

para su libre voluntad:

y pensarás verdaderamente

en lo profundo del espíritu humano.

Pues los pensamientos cósmicos del espíritu,

implorando luz, obran en el ser cósmico.

Archai, Arcangeloi, Angeloi,

permitid que desde las profundidades los ruegos

en las alturas sean oídos.

Esto dice:

Per spiritum sanctum reviviscimus.

Oyen esto los espíritus elementales

al Este, Oeste, Norte, Sur;

que lo oigan los hombres.

 

En la inflexión de los tiempos

entró la luz del espíritu cósmico

en el devenir terrestre;

las tinieblas de la noche

habían dejado de reinar;

clara luz del día

resplandeció en las almas humanas;

Luz

que da calor

a los pobres corazones de los pastores,

Luz

que ilumina

la frente de los sabios reyes.

Luz Divina

Cristo-Sol

da calor

a nuestros corazones;

ilumina

nuestras frentes;

 

que el bien resulte

de lo que

de corazón fundamos,

de lo que de la cabeza

con conciencia

nos proponemos.