sábado, 6 de enero de 2024

GA158 Helsingfors, 5 de junio de 1913 -discurso sobre el ciclo "Los fundamentos ocultos del Bhagavad Gita"

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RUDOLF STEINER


EL PUEBLO RUSO COMO ANTÍTESIS DEL NORTEAMERICANO

Helsingfors, 5 de junio de 1913

Discurso para la audiencia rusa sobre el ciclo "Los fundamentos ocultos del Bhagavad Gita"

Cuando nos reunimos aquí el año pasado, en los corazones de los que ya entonces estaban reunidos con nuestros amigos rusos, había todavía, por así decirlo, un brote de lo que en cierto modo se ha desplegado en este año, la conciencia que ha de impregnar cada vez más vuestros corazones, de que la Teosofía, o como también la llamamos, la Antroposofía, no es algo que el ser humano recibe como un conocimiento más o como un credo individual más, sino que en cierto sentido debe apoderarse de toda el alma de cada individuo, que debe apoderarse del alma de toda la humanidad en nuestro ciclo de tiempo. Esta conciencia debe desarrollarse poco a poco, y no hay que creer, no hay que ceder a la ilusión de que se puede llegar fácilmente al pleno significado y al pleno poder de esta conciencia. Porque sólo poco a poco, lenta y muy gradualmente, podemos adquirir la conciencia del significado del impulso teosófico en nuestra experiencia.

Tal verdad parece bastante trivial, pero es precisamente aquí donde debemos tomar con la mayor seriedad lo que parece bastante trivial. Pues del total perteneciente a esta conciencia, tómese una sola cosa, tómese el hecho de que hace casi dos mil años que el impulso Crístico descendió de los mundos superiores a la vida terrena, tómese el hecho de que el Evangelio es uno de los libros más leídos del mundo, tómese el hecho de que durante siglos y siglos millones de almas humanas han creído tener una relación correcta con Cristo, y junto a esto colóquese el hecho de que es cierto que el alma humana honesta, que no quiere atribuirse con inmodestia una comprensión que no tiene, debe luchar con la pregunta en nuestro tiempo: ¿Qué es realmente este impulso de Cristo? 

¡Y que esta alma sólo puede esperar obtener realmente una comprensión de este impulso Crístico a partir de nuevas revelaciones del mundo espiritual! Tomemos otros hechos. El año pasado asistí con unos amigos al servicio de Pascua de la iglesia rusa. Yo traté de decir inmediatamente después una palabra que supuse daría que pensar. El servicio simplemente exudaba la conciencia del Cristo muerto. Pero en nuestro tiempo y en el futuro para la salvación de la humanidad el mensaje debe ser el del Cristo siempre vivo. Sin embargo, como trasfondo de este servicio divino surgió para mí otra imagen, que debía ser pensada al margen de lo que allí hacían las personalidades que no estaban a la altura de este culto. El fondo era un retablo de antiguos misterios sagrados, que sin embargo se han desarrollado en aquello que vive exteriormente en las formas de este culto, que muchos corazones humanos sienten, pero que es menos comprendido por aquellos que deberían ser o se consideran los intérpretes más llamados en el presente.

Traten cada vez más de ahondar en sus almas, a través de indicaciones como las que acabamos de dar, la idea de que la Teosofía procede de cada corazón individual, de que a través de la Teosofía o de la Antroposofía debe fluir algo completamente nuevo en el desarrollo de la humanidad. Traten de indagar en sus corazones la verdad de que los signos de los tiempos son tales que realmente nunca debemos comprometernos con lo que nos rodea, al menos en nuestras propias almas, en nuestros propios corazones, a veces muy silenciosa e íntimamente. Una nueva planta no puede crecer fácilmente de una planta, una nueva planta sólo puede crecer de una planta si la vieja planta muere y una nueva planta se forma como de un solo punto, a partir de la semilla. Así, mis queridos amigos, la Teosofía es, en efecto, algo que debe desarrollarse como una semilla completamente nueva en nuestras almas, en nuestros corazones, que debe conservar sólo lo único de todo lo que tenía la antigua planta de la humanidad, pero que es universal, sólo lo único que vemos en la contemplación del Misterio del Gólgota. Las hojas, la cepa de la antigua cultura humana, tendrán que caer; la flor, el Misterio del Gólgota, tendrá que permanecer como un recuerdo de la semilla que ha de desarrollarse en la Teosofía. Y esta semilla, mis queridos amigos, tendrá que llevar dentro de sí la conciencia de llevar esta flor más y más hacia su pleno desarrollo de una manera nueva y siempre nueva. Entonces el impulso Crístico vivirá en muchas formas a través de la evolución de la humanidad y, sin embargo, será siempre el mismo, así como cada nuevo florecimiento lleva en sí el poder y la belleza del antiguo florecimiento. Pero al mismo tiempo será lo que quiere ser de la manera más íntima, un surgimiento nuevo y siempre nuevo, una comprensión nueva y siempre nueva de aquello que fue dado como un nuevo comienzo de la evolución humana cuando la sangre fluyó de las heridas de aquel que tomó forma humana para experimentar la muerte dentro de la humanidad.

¡Mis queridos amigos! Todos los mundos por los que podemos pasar desde nuestro mundo físico a través de los mundos superiores en adelante y hacia arriba, siempre guardan algo en común. Es cierto que cuando llegamos a un mundo superior, siempre encontramos algo nuevo y novedoso, pero sin embargo siempre algo en común con el mundo anterior. Pero cuando llegamos a conocer los mundos superiores, hay algo en ellos que no puede existir sólo como apariencia física. Los dioses de los mundos superiores pueden experimentar múltiples cosas, pero una cosa que nunca pueden experimentar es la muerte. Pues la muerte no existe en los mundos suprasensibles. En ellos, los seres se transforman, pasan de una forma a otra; no se puede morir en el mundo suprasensible. La muerte como fenómeno físico es aquello que sólo puede existir como fenómeno físico. Y de todos los dioses y espíritus, el único que descendió al mundo de la humanidad para tener algo en común con la humanidad fue el Cristo, que se vinculó a la humanidad a través de su muerte, no sólo a través de su vida. Pero se unió a través de una muerte de la que emanaron nuevas fuerzas de vida. Contemplar la muerte en el Gólgota, debe convertirse para la humanidad en el punto de partida para fuerzas de vida siempre nuevas y nuevas, pues con esta muerte se concentra en un solo punto de la evolución de la humanidad lo que sólo un Dios ha querido realizar para la humanidad con un sacrificio infinito. Traten de reflexionar sobre esta idea, traten de hacer de esta idea una meditación viva, y verán que de esta idea pueden emanar las fuerzas vitales más fuertes para toda alma humana. Por eso no hay imagen más sublime que la cruz que se yergue en el Gólgota.

¡Mis queridos amigos! Con tal imaginación como la cruz en el Gólgota, que se yergue allí para toda la humanidad, con tal imaginación se le otorga a la humanidad algo infinito. Este símbolo, que fue colocado allí hace casi dos milenios, era al mismo tiempo una verdadera realidad, y todavía tenemos que aprender a comprenderlo cada vez más en la evolución de la humanidad en el futuro. Son ideas simples, primitivas, pero no están ahí para tomar en nosotros un carácter metafísico, sino para tomar sentimientos que nos hagan aptos para situarnos en el camino correcto en toda la evolución humana.

Ustedes saben, mis queridos amigos, que la evolución de la humanidad ha procedido de manera diferenciada, se ha producido en naciones y pueblos determinados. Cada pueblo tiene un carácter básico muy especial, que se deriva del hecho de que cada pueblo tiene como líder a uno de esos espíritus que contamos entre la Jerarquía de los Arcángeles. Los Arcángeles son los jefes supremos, por así decirlo, de cada pueblo determinado. Que el alma humana como alma personal en el futuro se relacione cada vez más con el alma rectora del pueblo que pertenece a la jerarquía de los Arcángeles, es algo que la cosmovisión espiritual debe aportarnos. Y sólo si mostramos comprensión por lo que esta alma nacional quiere para nosotros, si esta alma nacional tiene voluntad de desarrollarse en el futuro, podremos cooperar de forma adecuada en la evolución espiritual de la humanidad. En este sentido tenemos que hacer una gran diferencia entre las almas de los pueblos de Europa Occidental y las almas de los pueblos de Europa Oriental, de Rusia. 

No estoy hablando ahora de la cultura rusa exterior, de lo que está presente en el plano físico exterior como cultura del pueblo ruso. Estoy hablando de vuestra alma nacional que está realmente presente en el mundo espiritual, que sólo espera su tarea en el futuro, que está llena de expectación, llena de esperanza, llena de confianza. Si se compara esta alma nacional con las almas nacionales de Europa Occidental, se tiene la impresión de lo joven, lo aspirante, por un lado, y lo viejo, lo anciano, por otro. La cultura centroeuropea se interpone entre Europa occidental y oriental como una cultura mediadora, que se malinterpreta fundamentalmente si se la considera del mismo modo que a las demás culturas. De un modo muy peculiar, esta cultura centroeuropea tiene la tarea de actuar como heraldo desde la antigüedad hasta épocas posteriores. Piensen por un momento, queridos amigos, cómo surgió en primer lugar toda la cultura europea del mundo occidental. Existieron los puestos avanzados de los pueblos orientales hasta la antigua India y estos pueblos desarrollaron una gran y penetrante cultura, tal como nos llega de la cultura de la antigua India, de la época del Bhagavad Gita. Estos pueblos fueron empujados hacia el sur de Asia. Mientras sabios maestros como los Rishis y Zaratustra enseñaban en ellos, atrás quedaron pueblos en el más amplio radio de los países europeos, también en vuestro país, que hasta cierto punto permanecieron en estados primitivos a lo largo de la sabia evolución del mundo. Mientras en Asia florecían pensamientos de gran alcance en las filosofías Sankhya y Vedanta, estos pueblos europeos tenían culturas simples y primitivas. ¿Por qué? Porque las culturas deben progresar de tal modo que todo lo que ha de venir después como impulso debe ser absorbido por los pueblos primitivos. Los pueblos de Oriente, que se habían elevado a una cierta altura de intelectualidad, nunca más pudieron comprender el impulso Crístico, por ejemplo; estaban más allá de la posibilidad de comprender el impulso Crístico.

Los pueblos de la cultura occidental aún no estaban preparados para absorber en la cabeza lo espiritual, aquello que vive como fuerza del corazón hacia la cabeza aún no había llegado a ella. En la India todo era cultura de la cabeza, en los pueblos europeos todo estaba todavía concentrado en sentimientos primitivos en fuerza original en el corazón. Sólo tales pueblos, al no haber ido aún más allá de la fuerza anímica del corazón, pudieron ir entretejiendo poco a poco los misterios del Gólgota en sus percepciones. Así pues, la cultura europea, que se había quedado atrás y se mantenía en su vigor original y fresco, -y el vigor original y fresco está más estrechamente relacionado con lo divino-, estaba preparada para recibir el impulso de Cristo. Así que en el mundo occidental confluyeron dos corrientes que cualquiera que las sienta puede distinguir con nitidez. ¿Quién no podría distinguir entre la nota clave peculiar de Fichte, el filósofo centroeuropeo, y la nota clave peculiar de Spinoza, que también fue un filósofo europeo? En la evolución de la humanidad se da incluso el caso de que lo que pertenece a la cultura general puede ser llevado por la misma individualidad. Pues la misma individualidad es Spinoza y Fichte, como quizá algunos de nuestros amigos ya sepan. Pero Fichte, como personalidad individual del siglo XVIII, XIX, es un espíritu que pudo ser impregnado por toda la fuerza del impulso Crístico; Spinoza, es decir, la misma individualidad, se sitúa en la otra corriente y no tiene nada de ella.

Pero todavía hay mucho que falta por llegar a la cultura europea. Y lo que se ha hecho viejo en cierto modo debe cooperar con lo que es joven y está fresco de esperanza. El alma nacional rusa, la entidad de la jerarquía de los Arcángeles, es joven y fresca con esperanza, tiene su tarea por delante. Y corresponderá a los teósofos rusos encontrar el puente que vaya del alma del individuo al alma del pueblo, aprender a comprender lo que el alma del pueblo quiere de ellos. Encontraréis, mis queridos amigos, que bajo ciertas condiciones será fácil para vuestras almas revitalizar el impulso Crístico de vuestros corazones a través de lo que vive en vuestras almas. Por otra parte, tendréis que experimentar que también por tener cierta ligereza interior para revitalizar el impulso Crístico, por otro lado experimentaréis grandes dificultades. Tendréis que aprender que a vosotros se os aplica en mayor grado la verdad profunda, que tendréis que situaros en vuestras propias almas, que tendréis que revitalizar lo teosófico en vuestras almas. Porque, mis queridos amigos, la Teosofía como proclamación de nuestra época no quiere transigir con otras visiones del mundo. Ella dirige una sentencia severa a otras visiones del mundo. Una sentencia que ya ha sido oída en el curso de la evolución. Aquellos que quieren encontrar la Teosofía en las anteriores culturas externas, materialistas, - y todas las culturas del presente lo son, o al menos se están acercando a ellas-, todos aquellos que buscan compromisos, siempre serán confrontados con la severa sentencia que Cristo Jesús dijo una vez: Dejad que los muertos entierren a sus muertos. ¡Pero tú sígueme! Los muertos, es decir, las culturas individuales que se acercan al materialismo, ya tienen la capacidad de llevarse a sí mismos a la tumba. "¡Dejad que los muertos entierren a sus muertos!". Pero las almas deben seguir aquello que es la comprensión del impulso espiritual que, como el impulso Crístico, rige a través del mundo. Por lo tanto, mis queridos amigos, si indagáis en lo que las viejas tradiciones pueden proporcionaros, en lo que los viejos orígenes pueden proporcionaros, no encontraréis algo que os conduzca a la Teosofía. Está bien encontrar estas viejas costumbres, estas viejas tradiciones, para mostrar cómo en ellas impera lo divino, pero el hombre llega hoy a la Teosofía precisamente llevando consigo un alma en la que no impera lo viejo, lo anticuado, sino un alma como la que lleváis vosotros: almas frescas, inmediatas, como la que traéis a esta Teosofía no influida por ninguna tradición. El impulso teosófico exige de vuestras almas vitalidad, no mero poder cognoscitivo.

¡Mis queridos amigos! Muchos de ustedes, tal vez la mayoría, tal vez incluso todos, sienten en su interior, aunque tal vez lo definan de otra manera, el dolor, el sufrimiento de estar separados del alma del pueblo, de estar temporalmente separados del alma de su pueblo. Muchos de ustedes sienten, aunque crean lo contrario, quizás la mayoría de ustedes, quizás todos ustedes sienten en su interior cómo necesitan un nuevo estímulo de voluntad y fuerza. Comiencen por una vez, mis queridos amigos, lo que sienten como el sufrimiento de la falta a menudo de voluntad y de la falta a menudo de fuerza, comiencen por una vez, decídanse a considerar esto como la virginidad de su voluntad, decídanse a considerar esto como una voluntad que ha permanecido intacta y que sólo espera ser estimulada por aquello que es el impulso teosófico! ¡Permitan que el impulso teosófico se convierta en voluntad en ustedes! ¡Traten de transformar el sufrimiento en fuerza, la voluntad débil en la voluntad teosófica dentro de ustedes, así podrán realmente entrar en la vida teosófica! ¡Traten de reinterpretar lo que aún es débil en ustedes, lo que aún no existe plenamente! ¡Así podrán convertirse en los mejores portadores de la Teosofía! Porque recuerden, las almas que ahora están en sus cuerpos no están destinadas a reencarnarse sólo en Europa Oriental en la siguiente encarnación. Están destinadas a distribuirse por toda la Tierra en las siguientes encarnaciones. Y entre la muerte y el nuevo nacimiento habrá algo ante ustedes, que les hablará de esta manera cuando entren en una nueva encarnación. A uno le dirá: Has cumplido tu tarea, puedes llevar al mundo lo que has absorbido en la tierra, lo que sólo se podía absorber en el suelo de Europa Oriental. - A otro le dirá: ¡No puedes hacerlo!

Mis queridos amigos, consideren lo que ahora sienten por la Teosofía como el instinto de lo que acaba de ser expresado, como la sensación indefinida que existe en ustedes de esta su tarea. Considérenlo de tal manera que pueda darles fuerza desde el yo hacia el pensar, el sentir y la voluntad, desde allí hacia la vida, desde allí hacia la sangre, entonces interpretarán este instinto, desde el cual ahora se apresuran hacia la Teosofía, de la manera correcta.  Ahora se han reunido externamente. Han hallado la posibilidad de reunirse exteriormente sin obstáculos bajo las grandes dificultades que existen en su país. Usen esta oportunidad para la reunión interior más fuerte posible para construir el puente, todos y cada uno de ustedes, hacia el alma del pueblo. No puede ser mi tarea, mis queridos amigos, hablar de los servicios individuales que deben prestarse a esta alma del pueblo. Pero puedo hablarles de otra cosa que quisiera que se pronunciara como palabra, pero que quisiera transformar en un sentimiento en ustedes. Ustedes están en una posición peculiar, mis queridos amigos. Están ustedes, por así decirlo, en la posición opuesta de un pueblo que puebla la tierra en cierta relación con un breve esplendor de tipo ascendente. Están en una posición opuesta al pueblo norteamericano. Recuerden, mis queridos amigos, que este pueblo norteamericano, que es su antítesis, comenzó a avanzar gradualmente desde Occidente hacia Oriente desde el momento en que comenzó la era del materialismo en Europa, y la ha desarrollado aún más. Recuerden que las raíces del americanismo están en el materialismo. Piensen por un momento que aquellas gentes que culturizaron América lo hicieron con las ideas de los cultos europeos de hace siglos, que nosotros hemos dejado atrás no hace mucho. ¿Qué hizo aquella gente? Aquella gente hizo con las ideas materialistas de los parlamentos modernos, con las ideas de la ciencia natural moderna, con el orden social moderno, lo que por lo demás hace la gente inculta cuando arranca los bosques primitivos, conquista la tierra cultivable pedazo a pedazo, dispone la tierra para el cultivo. Todo esto ha surgido del materialismo. Y si observan hoy a Woodrow Wilson, al cual se le tiene por su escritor más importante, al cual los norteamericanos también han elegido como su líder, que es según los estándares actuales realmente un escritor importante, que ha realizado brillantes logros literarios para la visión social, si lo observan a él, a sus conceptos e ideas, a todo lo que representa como líder del pueblo norteamericano, ¿Qué es? Un castillo de naipes. Un castillo de naipes, que sería destruido de un solo soplo, si una vez fuera soplado desde los mundos espirituales. Entonces toda esta cultura caería. Cada detalle a partir del cual se origina la cultura americana puede rastrearse en los libros de historia externa, en la historia cultural de siglos anteriores. Todo está a la vista, todo es obra del hombre del cual ha surgido. 

Pregúntense de dónde proviene su nacionalidad, de dónde proviene su vida espiritual, pregúntense de dónde proviene lo mejor que pueden alimentar en sus almas. ¡No lo encontrarán en la tierra! No se encuentra así, está enraizado en el propio mundo espiritual. Es un organismo, un ser vivo, ¡no es un castillo de naipes! Nunca debemos tomar estas cosas como una ocasión para nuestra arrogancia, sino como una ocasión para nuestra humildad, nuestra modestia, porque de ello no debemos sacar una temeraria confianza en nosotros mismos, sino un sentido de la responsabilidad.

¡Mis queridos amigos! Ayer les hablé de la libertad. Tendrá que correr mucha agua por los ríos de Europa hasta que un cierto número de personas comprenda plenamente lo que significa esta libertad, lo que implica esta libertad. ¿Qué es la libertad? Vayamos de Occidente a Oriente. ¿Qué es la libertad para el americano? Aquello que le hace la vida más cómoda. Llama libertad a la que debe imbricarse en el orden social para que cada individuo pueda progresar lo mejor posible en el mundo exterior. Conocemos la libertad de manera diferente que los europeos, -dice Woodrow Wilson-, la conocemos porque nos parece práctica". - Así lo dice el propio americano. El cuchillo sirve para cortar, el tenedor para comer, porque son prácticos. El americano toma la libertad porque es práctica para lo que necesita, porque es la mejor manera de crear el orden que le gusta. La libertad es un producto de utilidad para el americano, le aporta beneficio. ¡Queridos amigos! Para los europeos occidentales, la libertad era otra cosa, la libertad era un ideal elevado, algo que admiraban. Casi podemos aplicar las palabras del poeta a la libertad. Para el europeo es la "alta y gloriosa diosa", para el americano es la útil vaca lechera que le proporciona leche y mantequilla. No lo digo yo, lo ha dicho la persona que será responsable de la gestión de los Estados Unidos americanos en los próximos años. No es en absoluto mi tarea expresar mi opinión, sino sólo ser el intérprete de lo que vive en el mundo espiritual. La libertad americana se ha caracterizado en un americano sobresaliente. Y si tomamos todo lo que los héroes espirituales en Europa han logrado para retratar esta divina libertad como la alta, noble diosa, la mayor parte de ello es tal que uno debe decir: Todo nuestro entusiasmo, todos nuestros sentimientos, pensamientos, emociones, se vuelven hacia lo que los europeos tenían en mente como el más alto ideal de libertad. 

Comprenderán, mis queridos amigos, que para los seguidores de la visión espiritual del mundo, la libertad debe convertirse en algo muy diferente. Todo lo entenderán mal si no tienen la conciencia de que todo debe ser remodelado. Nos enfrentamos a la exigencia de que la libertad debe convertirse en algo muy distinto de lo que hasta ahora se ha sentido como un ideal elevado, de lo que incluso lo mejor de la humanidad ha comprendido. Porque sabemos que en un futuro próximo se nos permitirá, como seres humanos, acudir a una fuente divina, que se nos permitirá beber agua espiritual, y que esta agua espiritual vivirá en nuestras almas, y que tendremos que espiritualizar la libertad con ella, del mismo modo que encarnamos el alma con nuestro cuerpo. Para unos la libertad es práctica para la vida exterior, para otros es un alto ideal espiritual, noble, para los terceros la libertad debe ser aquello que puedan espiritualizar, aquello que está más alto que el alma, tanto más alto como el alma lo está del cuerpo. Debemos aprender a espiritualizar la libertad. Debemos aprender muchas cosas, es decir, a espiritualizar la libertad, entonces progresaremos de la manera que los poderes eternos y espirituales quieren para la evolución de la humanidad, permitiendo que la Teosofía fluya en vuestras almas.

Así pues, mis queridos amigos, aceptemos estas palabras, dichas sencillamente, no para vuestro entendimiento sino para vuestros corazones, en esta hora en que habéis encontrado la oportunidad de entregaros a la Teosofía de una manera externa dentro de vuestro país; tomemos esto como una oportunidad para tomar conciencia en este momento de la elevada tarea que se nos ha dado a través de la comprensión espiritual del mundo. ¡Mis queridos amigos! Esta conciencia hará que, si vivimos en ella, de ese trabajo silencioso en las ramas teosóficas irradie algo que será de salvación para todo el país, pues sólo comienza a comprender la vida espiritual quien sabe que no sólo aquello que podemos hacer de manera externa, que no sólo lo que podemos hacer exteriormente para difundir la Teosofía contribuye realmente a la difusión de la Teosofía, no, que incluso si cooperamos lo mejor que podemos para lograr la comprensión de la Teosofía, los efectos de nuestro esfuerzo espiritual irradiarán entonces también invisiblemente. Y así como sabemos que una ciudad en la que hay una Logia Teosófica es algo muy diferente después de treinta años, aunque sólo unos pocos hayan trabajado teosóficamente en ella, que una ciudad en la que no hay Logia Teosófica, así también su país llegará a ser muy diferente cuando sienta con comprensión interior lo que la Teosofía puede darle. No les hablo como europeo occidental, ni como miembro de tal o cual nación. Sé que no es así. Pero quizás por esta misma razón puedo decirles: hay una salvación para Rusia, hay una salvación, pero esta salvación no debe buscarse de manera equivocada. No digo esto porque ame la Teosofía, sino porque todo el desarrollo de la humanidad puede enseñarnos esto como la verdad. Hay una salvación para Rusia y esta salvación se llama: Teosofía. Para otras partes del mundo la Teosofía será algo excelente, algo que hará avanzar a la gente. Para Rusia la Teosofía será la única salvación, aquello que debe estar allí para que el pueblo ruso encuentre la conexión con su alma nacional, para que esta alma nacional no sea llamada a otras tareas en el mundo que aquellas que están predestinadas para ella.

Con estas palabras quisiera inaugurar vuestras ramas recién fundadas, pues sé cómo se eleva en vuestros corazones el sentido sagrado de estas palabras. Entonces podrá obrar en vuestras almas esa conexión necesaria para la salvación de vuestra patria: la conexión del Misterio del Gólgota con la comprensión humana de este Misterio. Entonces reinará en vuestros corazones el espíritu que ha de convertirse en el regenerador de vuestra patria; entonces irradiará de vuestras asambleas lo que vuestra región terrena necesita. Desde esta conciencia y mirando a los poderes rectores de la evolución humana con devoción y reverencia, digo que deseo invocar todas las bendiciones sobre vuestro trabajo, invocar hacia el poder de vuestros corazones, invocar la bendición de aquellos poderes que hoy permiten que el Misterio del Gólgota fluya hacia los corazones humanos, para que esta bendición pueda continuar trabajando desde vuestras almas en rayos que emanen de vuestro trabajo hacia vuestro país. Y sé que esta bendición está siempre presente si somos dignos de ella. Así pues, mientras nos encontramos, por así decirlo, en el punto de partida de vuestro trabajo, dejad que la imagen de nuestra conciencia se cierna ante nosotros como un nuevo impulso, el impulso espiritual que debe derramarse en el desarrollo de la humanidad, mientras los guías espirituales de este impulso se ciernen sobre nuestro trabajo, que queremos llevar a cabo con sinceridad.  Entonces de esta imagen surge la conciencia de que estamos haciendo lo que se debe hacer tanto para el área más reducida, y por lo tanto también para toda el área amplia del desarrollo humano, en tal caso nuestro deber surge de esta imagen. Que en este sentido la bendición de los sabios guías del mundo y de la humanidad gobierne vuestro trabajo, que esta bendición surja poderosamente en vuestras almas, que haya luz en vuestras almas, entonces esta luz podrá fluir hacia fuera y podréis hacer mucho que sea significativo para la salvación, para el progreso, para el verdadero desarrollo de la humanidad.

Traducido por J.Luelmo ene,2024

martes, 2 de enero de 2024

GA158 Sin fecha en una conferencia sobre la canción del sueño de Olaf Ästeson

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RUDOLF STEINER


SOBRE LA CANCIÓN DEL SUEÑO DE OLAF ÄSTESON

Sin fecha

discurso 

Se va a proceder a recitar un importante poema popular. Trata del joven Olaf Ästeson, que vive en la leyenda del pueblo noruego. El sueño de este Olaf Ästeson se cuenta en forma de auténtica poesía popular. Un sueño que el pueblo imaginó colmado de un largo dormir de trece días y noches, esas trece noches y días que median entre la Nochebuena y la Epifanía, el 6 de enero. Estos trece días desempeñan un papel en muchas tradiciones populares. Si se quiere entender lo que se expresa en tales tradiciones, hay que imaginar cómo se sentían hace relativamente poco tiempo los habitantes de las regiones rurales y montañosas, que vivían en estrecha armonía con el curso de la naturaleza.Se sentía diferente cuando las plantas brotaban de la tierra en primavera que cuando el suelo se extendía desnudo en otoño; diferente cuando el sol ardía ardiente en el cielo el día de San Juan, y diferente cuando las nubes de nieve ocultaban todos los rayos del sol en diciembre. En verano, el alma vivía con la naturaleza; en invierno, se replegaba sobre sí misma, vivía dentro de sí misma. Este repliegue del alma sobre sí misma se hacía especialmente intenso hacia la Navidad, cuando las noches son más largas. Y era entonces cuando el alma se retiraba del mundo exterior, como lo hacemos cuando dormimos, cuando los ojos ya no ven y los oídos ya no oyen. Se producía un recogimiento del alma, ensimismada en sí misma, que llegaba a ser como una ensoñación especialmente en el caso de personas que tenían esa tendencia. Algunas almas experimentaban entonces su inmersión en el mundo espiritual de un modo particularmente vívido. Todo lo que sentían sobre la culpa y el pecado, sobre la esperanza de la vida y las penas del alma se les presentaba. Y así como los sueños adquieren formas especiales cuando se acerca la mañana y el primer rayo de sol pasa sobre el rostro aún dormido del soñador, así también las cavilaciones y ensoñaciones del alma adquieren una forma especial cuando, a partir de Navidad, el sol comienza a aparecer de nuevo más temprano en el día, cuando se siente la proximidad de la nueva mañana natural. Cualquiera que haya vivido alguna vez con gente del campo o de la montaña estará familiarizado con las experiencias oníricas de que las que aquí tratamos, que introducen el alma de las personas en otros mundos. En el presente, sin embargo, ya no hay muchas experiencias de este tipo. De hecho, desaparecen cuando las locomotoras y las chimeneas de las fábricas invaden el paisaje. En muchas regiones, incluso las leyendas de aquellos antiguos mundos de ensueño se han desvanecido. En regiones que han adoptado aún menos la nueva cultura industrial y del transporte, como algunas zonas de Noruega, se han conservado partes tan bellas de esas leyendas como nuestra canción de Olaf Ästeson. La leyenda se remonta a tiempos antiguos, pero recientemente ha revivido entre el pueblo noruego y se está extendiendo rápidamente, de modo que hoy mucha gente vuelve a conocerla después de haberla perdido durante mucho tiempo.

En ella se narra un largo sueño de Olaf Ästeson, en el que él experimenta el destino de las almas después de la muerte. Se basa en la idea de que después de la muerte el alma vaga por los mundos estrellados, que llega, por ejemplo, a regiones donde están próximas las constelaciones de Tauro, la serpiente celeste y el perro, que llega a la vecindad espiritual de la luna. El alma entra en estos mundos cruzando el puente de Gjallar, que conecta el mundo terrenal con el espiritual. En muchos cuentos populares, el arco iris se representa como este puente. Una parte de este mundo espiritual es Brooksvalin, donde se pesan los actos de las almas en vida y se les aplica una retribución. Toda la forma en que la canción describe la experiencia apunta a la época en que se formó a través de la poesía popular. Las ideas sobre la vida después de la muerte aún no eran del todo cristianas en aquel tiempo, sino que eran en parte las que se formaron en los antiguos tiempos paganos. Pero la época en que Olaf experimenta su sueño se presenta ya como la época cristiana. Esto se demuestra no sólo por el hecho de que cuenta su sueño ante la puerta de la iglesia, sino también por el hecho de que las ideas cristianas de Micael y Cristo se interponen a las ideas paganas del puente de Gjallar y Brooksvalin. De hecho, en la aproximación de Cristo desde el sur se puede reconocer directamente la penetración del cristianismo en Noruega desde desde el sur. Se trata de un cuento popular que probablemente tenga entre ocho y nueve siglos de antigüedad, porque ese es el tiempo que hace que el cristianismo entró en Noruega.

Al recitar este poema, nos gustaría dirigir vuestras miradas espirituales a la vida del alma del pueblo, que, a través de la creación de leyendas como la de Olaf Ästeson, demuestra que era consciente de su conexión con el mundo espiritual, que experimentó imágenes interiores de esta conexión, lo que le dio la certeza de que el mundo espiritual tiene existencia. Para cualquiera que se hubiera acercado a Olaf Ästeson y le hubiera dicho: no existe tal cosa, la ciencia natural lo ha demostrado: Olaf Ästeson lo habría mirado con lástima, habría sonreído comprensivamente y le habría dicho: hay más cosas en el cielo y en la tierra de las que tú sueñas con tu sabiduría escolar.

Traducido por J.Luelmo ene 2024

GA158 Dornach, 31 de diciembre de 1914 La influencia del cosmos en el espíritu de la tierra en Navidad y en la época de San Juan.

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RUDOLF STEINER


LA INFLUENCIA DEL COSMOS EN EL ESPÍRITU DE LA TIERRA, EN NAVIDAD Y EN LA ÉPOCA DE S. JUAN

Dornach, 31 de diciembre de 1914

discurso 

Comenzaremos esta celebración de fin de año con el Dr. Steiner contándonos la hermosa leyenda noruega de Olaf Ästeson, aquel Olaf Ästeson que, al acercarse la Navidad, cayó en una especie de sueño que duró trece días: los santos trece días de los que hemos hablado en varias de nuestras reflexiones. Durante este sueño tuvo importantes experiencias que pudo contar cuando despertó de nuevo.

Hemos hecho varias observaciones que han llamado nuestra atención sobre la forma en que, a través de la visión espiritual-científica del mundo, podemos recuperar de una manera diferente antiguos tesoros de conocimiento para la comprensión humana, que en tiempos pasados eran conocidos por los hombres como aquello que pertenecía a los mundos espirituales. Una y otra vez nos encontraremos con este conocimiento prehistórico de los mundos espirituales a través de una cosa u otra, y una y otra vez se nos recordará que este conocimiento prehistórico se basaba en el hecho de que el hombre, en virtud de su disposición anímica y orgánica, podía estar en tal conexión con todo el universo y sus acontecimientos que, tal como nos expresamos en nuestro lenguaje, el microcosmos humano estaba inmerso en las leyes y acontecimientos del macrocosmos, y que en esta inmersión en el macrocosmos podía tener experiencias de cosas que concernían íntimamente a su vida anímica, pero que debían permanecer ocultas para él mientras anduviese en el plano físico como microcosmos y estuviese equipado sólo con aquel conocimiento que era dado a los sentidos y al intelecto ligado a los sentidos.

Sabemos que sólo una cosmovisión materialista puede creer que sólo el hombre está dotado, dentro del orden del mundo, de una facultad de conocimiento, sentimiento y voluntad; mientras que desde el punto de vista de una cosmovisión espiritual hay que reconocer que del mismo modo que hay seres por debajo del nivel humano, también hay seres por encima del nivel humano de pensar, sentir y querer. El hombre puede vivir en estos seres cuando se sumerge como microcosmos en el macrocosmos. Pero entonces debemos hablar de este macrocosmos no sólo como si fuera un macrocosmos espacial, sino como si el tiempo en su transcurrir tuviera sentido en la vida del macrocosmos. Del mismo modo que el hombre debe apartarse de todas las impresiones que puedan ejercerse sobre sus sentidos desde su entorno, del mismo modo que debe, por así decirlo, crear oscuridad a su alrededor cerrando su percepción sensorial para encender la luz del espíritu interior, si quiere descender a las profundidades de su alma, así ese espíritu que podemos llamar espíritu terrestre debe cerrarse a las impresiones del resto del cosmos. El más mínimo grado de influencia del cosmos exterior debe ejercerse sobre el espíritu de la tierra, para que el propio espíritu de la tierra pueda concentrarse interiormente, pueda reunir sus facultades interiormente. Porque entonces se descubrirán los secretos que el hombre tiene que atravesar con este espíritu de tierra, porque la tierra como tierra está separada del cosmos.

Dicho período, en el que se ejerce la mayor cantidad de impresiones del macrocosmos exterior sobre la tierra, es el tiempo del solsticio de verano, el tiempo de San Juan. Por eso nos recuerdan muchos mensajes de la antigüedad, que están relacionados con representaciones festivas y celebraciones festivas, que tales fiestas tenían lugar en plena estación estival, que el alma en pleno verano, al despojarse del yo y quedar absorbida en la vida del macrocosmos, se entrega ebria a las impresiones del macrocosmos.

Pero a la inversa, las representaciones legendarias o de otro tipo de lo que en tiempos prehistóricos podía experimentarse nos recuerdan, cuando llegan a la tierra las más mínimas impresiones del macrocosmos, que el espíritu terrestre, concentrado en sí mismo, experimenta los misterios de la vida del alma terrestre en el universo infinito, y que el hombre, cuando entra en esta experiencia en el momento en que la luz y el calor, en su grado mas mínimo nos llegan a la tierra desde el macrocosmos, experimenta entonces los misterios más sagrados. Esta es la razón por la que estos días alrededor de la Navidad siempre se mantuvieron tan sagrados, porque el hombre, cuando todavía tenía la capacidad en su organismo de experimentar la experiencia terrestre en el periodo en el que está más concentrada, podía estar junto con el espíritu terrestre.

Durante estos trece días más cortos, Olaf Ästeson, Olaf el hijo de la tierra, experimenta muchos misterios del universo al ser arrebatado al macrocosmos. Y la leyenda nórdica, recientemente desenterrada de antiguos informes, nos habla de las experiencias que Olaf Ästeson tuvo entre Navidad y Año Nuevo y el 6 de enero. Y probablemente tengamos motivos, queridos amigos, para recordar más a menudo esta antigua forma de integrar el microcosmos en el macrocosmos; nuestra contemplación podrá entonces enlazar con tales cosas. Pero escuchemos primero la leyenda de Olaf, el hijo de la tierra, que, en el tiempo en el que nos encontramos ahora, experimentó los misterios de la existencia del mundo viviendo junto con el espíritu de la tierra. Escuchemos estas experiencias.


Mis queridos amigos, hemos oído cómo Olaf Ästeson durmió en ese sueño que iba a convertirse para él en una revelación de los secretos de esos mundos que están alejados de la vida sensorial, de la vida ordinaria en el plano físico. En la leyenda hemos recibido la noticia de esas antiguas revelaciones, de esas antiguas percepciones de los mundos espirituales, que han de ser recuperadas a través de lo que llamamos la visión espiritual-científica del mundo.

Se ha citado a menudo el dicho que está presente en todas las manifestaciones que tratan de la entrada del alma humana en el mundo espiritual, según el cual el hombre sólo entonces puede ver el mundo espiritual cuando llega con su experiencia a la puerta de la muerte y luego se sumerge en los elementos. De modo que no tiene los elementos de la existencia terrena a su alrededor como están a su alrededor en la vida ordinaria del plan físico como la tierra, el agua, el aire, el fuego, sino que se eleva por encima de este exterior, este exterior sensorial de los elementos, y se sumerge en lo que estos elementos son, cuando uno llega a conocerlos según su verdadera naturaleza, su próxima verdadera naturaleza, donde los seres están presentes en ellos, que están en conexión con la experiencia del alma humana.

El hecho de que Olaf Ästeson experimentara algo de esta inmersión en los elementos aún podía sentirse cuando se nos cuenta por primera vez cómo Olaf llega al puente de Gjallar y cómo camina sobre el puente por los senderos del mundo espiritual, que se extienden a lo largo y ancho. Con qué viveza se nos describe la experiencia con el elemento tierra, cómo se sumerge en el elemento tierra. Esto es llevado a esa vivacidad que nos dice que, al igual que los muertos que yacen en tumbas, él mismo siente tierra en su boca. Y luego se nos indica claramente cómo vive a través del elemento agua y todo lo que se puede experimentar en el elemento agua si uno experimenta este elemento agua simultáneamente con su contenido moral. También se indica cómo el ser humano se une con el elemento fuego, con el elemento aire.

Todo ello está descrito de forma maravillosamente vívida y reunido en la experiencia de la coexistencia del alma humana con los misterios del mundo espiritual. La leyenda se descubrió más tarde; se recogió allí donde aún estaba viva en boca de la gente. Y algunas cosas de esta leyenda, tal como es hoy, ya no son como eran originalmente. Originalmente, sin duda, primero estaba la descripción vívida de las experiencias en el reino de la tierra, luego las experiencias en el reino del agua. Y luego las experiencias en los reinos del aire y del fuego estaban probablemente mucho más diferenciadas de lo que es el caso en los débiles ecos que se han encontrado a lo largo de los siglos y que están a nuestra disposición hoy en día.

Del mismo modo, el final era sin duda mucho más grandioso y menos sentimental, ya no recordaba, tal como es hoy, al lenguaje originalmente tremendamente grandioso, a lo sobrehumanamente conmovedor que había en tales leyendas populares, mientras que el final de hoy sólo es humanamente conmovedor; conmovedor porque está relacionado con secretos tan profundos del macrocosmos y de la experiencia humana.

En tiempos como los que ahora vivimos, en épocas como éstas, si las entendemos correctamente, hay muchas razones para recordar el hecho de que la humanidad, -aunque con una conciencia diferente, más apagada, más tenue-, estuvo impregnada en tiempos prehistóricos de un conocimiento que se ha perdido y que debe ser recuperado. Y entonces puede plantearse de nuevo la pregunta ante nuestra alma: Puesto que ya hoy podemos reconocer que ese conocimiento debe venir de nuevo a la salvación de la humanidad, ¿No debemos considerar como una de nuestras tareas más urgentes hacer todo lo que pueda traer ese conocimiento, que pueda impregnar la cultura actual de la humanidad con ese conocimiento?

Serán necesarias varias cosas para que el cambio que se acaba de indicar se produzca de manera correcta en todo el sentir humano, incluso diría ahora, del sentir de la visión del mundo. Sobre todo, será necesaria una cosa; digo una cosa, porque es una entre muchas; pero sólo se puede tomar una cosa a la vez. Será necesario que las almas humanas adquieran, sobre la base de nuestra corriente espiritual-científica de visión del mundo, reverencia y devoción hacia lo que se conocía antiguamente a la manera antigua de los grandes misterios de la existencia. Tendremos que darnos cuenta de que en los tiempos materialistas no hemos logrado desarrollar esta reverencia y devoción en el alma.

Hay que hacerse una idea de lo árida y sobria que es esta época materialista, y de lo arrogante de conocimientos intelectuales que se mostraba la humanidad en los primeros siglos del quinto período cultural postatlante ante las revelaciones de las antiguas tradiciones religiosas y de conocimientos ancestrales, que verdaderamente, si uno se acerca a ellas con la necesaria reverencia, dejan sospechar que en ellas descansa una profunda, profundísima sabiduría. ¡Con qué reverencia nos situamos hoy ante la Biblia! Ni siquiera quiero hablar del tipo de investigación abominable moderna que y deshilacha toda la Biblia. Sólo quiero hablar del modo sobrio y seco en que nos acercamos hoy a la Biblia, equipados como estamos sólo con el conocimiento sensorial y las facultades ordinarias de la razón, y de cómo ya no podemos reunir el sentimiento de la inmensa grandeza del entendimiento humano que nos plantean algunos pasajes. Quisiera referirme a un pasaje del segundo libro de Moisés, capítulo 33, versículo 18: Moisés dijo a Dios: "Muéstrame la forma de tu revelación".

Y Jehová dijo: "Haré pasar toda mi misericordia delante de tu rostro, e invocaré el nombre de Jehová delante de ti, y tendré piedad de aquel a quien favorezca, y mostraré misericordia de aquel con quien me apiade."

Después dice Jehová: "No podréis ver mi rostro, porque no me ve ningún hombre que pueda quedar con vida."

Y dice Jehová: "Aquí tienes un lugar conmigo, ponte sobre la roca, y cuando pase mi gloria, te pondré en un hueco de la roca y te cubriré con mi mano hasta que haya pasado. Después, cuando retire mi mano, verás mi espalda, pero no podrás ver mi rostro".

Cuando uno resume tanto que ha podido entrar en nuestras almas y corazones en los últimos años de nuestros esfuerzos espirituales-científicos y se acerca a este lugar, entonces uno puede tener la sensación: Sí, qué infinita sabiduría se desprende de este pasaje, y qué sordos están los oídos humanos de la era materialista que no pueden oír nada en absoluto de la sabiduría infinitamente profunda que se desprende de este pasaje. -También quiero aprovechar esta oportunidad para llamar su atención sobre un folleto que ha aparecido con el título: "Palabras de Moisés" en la editorial Bruns de Minden en Westfalia, porque muchas cosas de este folleto de los Cinco Libros de Moisés están mejor traducidas que en otras ediciones. El Dr. Hugo Bergmann, que es el editor de "Palabras de Moisés", se ha esforzado mucho por interpretarlo.

Que básicamente el hombre debe adquirir un tipo de comportamiento completamente diferente hacia el mundo cuando entra en los mundos espirituales. que su comportamiento hacia el mundo de los sentidos, es algo que hemos subrayado a menudo. El hombre tiene el mundo de los sentidos a su alrededor. Mira el mundo de los sentidos, lo ve en sus colores y formas, oye sus sonidos. El mundo sensorial está ahí; se presenta ante nosotros; tiene un efecto sobre nosotros; lo percibimos, pensamos en él. Este es nuestro comportamiento hacia el mundo sensorial. Somos pasivos; se abre camino en nuestra alma, por así decirlo. Pensamos en el mundo sensorial, imaginamos el mundo sensorial.

Nuestro comportamiento es completamente diferente cuando ascendemos al mundo espiritual. Esta es una de las dificultades para hacerse una idea correcta de lo que experimenta una persona cuando entra en el mundo espiritual. He intentado describir algunas de estas dificultades en el folleto: "El umbral del mundo espiritual". Imaginamos el mundo de los sentidos, pensamos en el mundo de los sentidos. Cuando pasamos por todo lo que tiene que pasar una persona que quiere recorrer el camino de la iniciación, entonces ocurre algo que se puede describir así: Así como las cosas que nos rodean se relacionan con nosotros, así nosotros mismos nos relacionamos con los seres de las jerarquías superiores: ellos nos imaginan, nos piensan. Pensamos los objetos que están fuera de nosotros, los minerales, las plantas y los animales: se convierten en nuestros pensamientos. A su vez, nosotros somos las ideas, pensamientos y percepciones de los espíritus de las jerarquías superiores. Nos convertimos en los pensamientos de los Ángeles, Arcángeles, Archai y demás. Somos absorbidos por ellos, del mismo modo que nosotros mismos absorbemos a las plantas, los animales y los seres humanos. Y debemos sentirnos seguros al poder decirnos a nosotros mismos: Los seres de las jerarquías superiores piensan en nosotros, nos presentan. Estos seres de las jerarquías superiores se apoderan de nosotros con su alma. - Sí, casi podemos imaginarlo: cuando ese Olaf Ästeson se durmió delante de la puerta de la iglesia, se convirtió en una imagen de los espíritus de las jerarquías superiores, y mientras dormía, los seres de las jerarquías superiores experimentaron lo que experimentan los seres del espíritu de la tierra, que para nosotros es una pluralidad. Y cuando Olaf Ästeson se hunde de nuevo en el mundo físico, recuerda lo que los espíritus de las jerarquías superiores han experimentado en él.

Imagínense: ¡estamos emprendiendo el camino de la iniciación! ¿Cómo podemos relacionarnos con los mundos espirituales en los que queremos entrar como suma de seres espirituales de las jerarquías superiores? ¿Cómo podemos relacionarnos con ellos? - Podemos dirigirnos a ellos y decirles: ¿Cómo entramos en vosotros, cómo os reveláis ante nosotros? - Y entonces, cuando hayamos adquirido una comprensión de los diferentes tipos de comportamiento del alma humana hacia los mundos superiores, los mundos espirituales, por así decirlo, nos responderán: Sí, así como percibís el mundo sensorial como si apareciera ante vuestros ojos, como si apareciera ante vuestros sentidos, así no podéis percibir el mundo espiritual. Nosotros debemos imaginaros, y vosotros debéis sentiros en nosotros. Debéis sentiros como el pensamiento que pensáis en el mundo sensorial que se experimentaría a sí mismo si pudiera experimentarse en vosotros. Debéis entregaros al mundo espiritual, entonces entrará en vosotros todo lo que puede revelarse a vosotros en los seres de las jerarquías superiores. Entonces fluirá hacia vuestra alma y vivirá graciosamente en vuestra alma, igual que vosotros vivís en vuestros pensamientos cuando pensáis en el mundo de los sentidos. Si el mundo espiritual quiere perdonaros, ¡entonces os impregnará con su amor! Si quiere apiadarse de vosotros y penetraros con su amor.

Porque no debéis creer que podéis presentaros ante los seres espirituales de la misma manera que al mundo sensorial. Igual que Moisés tuvo que entrar en la cueva, así debéis entrar vosotros en la cueva del mundo espiritual. Debéis situaros en él. Así como el pensamiento vive en ustedes, ustedes deben vivir en los seres espirituales. Ustedes mismos deben vivir en el macrocosmos como un pensamiento del mundo. No pueden experimentar lo que experimentan de esta manera por ustedes mismos durante su vida en la tierra entre el nacimiento y la muerte; sólo pueden hacerlo después de la muerte, cuando han muerto. Nadie puede experimentar el mundo espiritual de esta manera antes de haber muerto, pero el mundo espiritual puede pasar a tu lado, perdonarte, inundarte con su amor. Y entonces, cuando después o mientras estés en este mundo espiritual, desarrolles tu conciencia terrenal, entonces eso que es el mundo espiritual brillará en tu conciencia terrenal.

Al igual que el objeto está fuera y el hombre situado frente a él, acto seguido el objeto al proyectarse en su conciencia pasa a estar dentro de él, de igual modo el hombre con su alma se encuentra en la cavidad del mundo espiritual. El mundo espiritual pasa a través de él. Aquí, (en la tierra), el hombre está delante de las cosas. Cuando el hombre entra en el mundo espiritual, los seres de las jerarquías superiores están detrás de él. Allí no puede verles el rostro, igual que los pensamientos no pueden vernos el rostro cuando están dentro de nosotros. El rostro está delante; los pensamientos están detrás, no ven el rostro. Todo el secreto de la iniciación reside en las palabras que Yahvé dirige a Moisés.

Y Moisés dijo a Dios: "Muéstrame la forma de tu revelación".

A lo que Jehová responde: "Haré pasar toda mi misericordia delante de tu rostro, e invocaré el nombre de Jehová delante de ti, y seré clemente con aquel a quien favorezca, y tendré misericordia de aquel de quien me apiade."

Pero entonces Jehová dice: "No podréis ver mi rostro, porque no me ve ningún hombre que pueda permanecer con vida."

A la puerta de la muerte se llega por la iniciación.

Y Yahvé dice: "Aquí tienes un lugar conmigo, ponte sobre la roca, y cuando mi esplendor pase, te pondré en un hueco de la roca y te cubriré con mi mano hasta que yo haya pasado. Después, cuando retire mi mano, verás mi espalda, pero no podrás ver mi rostro".

Es la forma opuesta de percibir el mundo sensorial. Se tiene que emplear mucho de lo que se ha adquirido a través de años de esfuerzo espiritual-científico para poder estar ante tal revelación de la manera correcta, con reverencia y devoción. Pero luego este sentimiento de reverencia por estas revelaciones va entrando poco a poco cada vez más en el alma humana, y esta reverencia, esta devoción, es una de las muchas cosas que necesitamos para llevar a cabo el cambio indicado en la cultura espiritual de la humanidad.

El tiempo en el que las impresiones del macrocosmos llegan a la tierra en menor cuantía, ese período que va desde Navidad hasta después de Año Nuevo, aproximadamente hasta el 6 de enero, es muy adecuado para que recordemos no sólo la objetividad del conocimiento espiritual, sino también las sensaciones que debemos desarrollar en nosotros mismos mediante la absorción de la ciencia espiritual. Verdaderamente, entonces, volvemos a vivir en el espíritu terrestre, con el que formamos un todo, y con el que vive la antigua cognición clarividente, tal como se representa en esta leyenda de Olaf Ästeson. La humanidad de la era materialista ha olvidado a menudo cómo mostrar reverencia y devoción a la vida espiritual. Por encima de todo, es necesario asegurarse de que esta reverencia y devoción vuelvan, porque sólo así podremos desarrollar el estado de ánimo que nos acercará a la nueva ciencia espiritual de la manera correcta. Por el momento todavía existe ese estado de ánimo que se acerca a esta ciencia espiritual de la misma manera que uno se acerca a la otra, la ciencia ordinaria. A este respecto, sin embargo, debe producirse un cambio radical.

Dado que la humanidad ha perdido su percepción del mundo espiritual, también se ha perdido la correcta relación del hombre con el ser humano en su totalidad, con la humanidad. La visión materialista del mundo crea sentimientos caóticos sobre la existencia del mundo. Estos sentimientos caóticos sobre la existencia del mundo y de la humanidad tuvieron que irrumpir durante la época del materialismo. Tomemos un tiempo, -y este tiempo es el nuestro: se trata de los primeros siglos del quinto período cultural postatlante-, en el que la gente ya no tenía ninguna idea real de que el ser del hombre es triple: el ser corporal, el ser anímico y el ser espiritual. Pues en verdad es así. Lo que para nosotros debe pertenecer ya a los primeros elementos del conocimiento científico-espiritual: la triple división del hombre en cuerpo, alma y espíritu, faltó desde los cuatro primeros siglos del quinto período cultural postatlante hasta nuestros días. El hombre era sólo hombre, y todo lo que se refería a una organización humana del tipo que tenemos en cuerpo, alma y espíritu se consideraba una tontería y una fantasía.

Se podría pensar que estas cosas sólo son significativas para el conocimiento. Pero no es así. No sólo son importantes como conocimiento, sino que condicionan toda la forma en que el hombre se sitúa en la vida. En el tercer siglo del desarrollo moderno o, como decimos en nuestros términos, del desarrollo del quinto período cultural postatlante, irrumpieron en este tiempo tres palabras poderosas, en las que este tiempo comprendió, o al menos intentó comprender, el centro de la voluntad humana en la experiencia terrenal. Tres palabras que son significativas, pero que recibieron su peculiaridad del hecho de que irrumpieron en la humanidad en una época en la que nada se sabía de la triple estructura de la naturaleza humana. La humanidad oyó hablar de libertad, igualdad y fraternidad.

El hecho de que estas palabras resonaran en la cultura moderna en un momento determinado fue una profunda necesidad. Estas palabras sólo se entenderán realmente cuando comprendamos la triple división de la naturaleza humana, porque sólo entonces sabremos qué significado pueden tener estas palabras para la naturaleza humana en el verdadero sentido de la palabra. Mientras uno llene estas tres palabras con esos sentimientos caóticos que proceden de la convicción de que el hombre es hombre, y la triple división del hombre es una tonta ilusión, -mientras el hombre no pueda encontrar su camino dentro del área de la directriz de estas tres palabras. Por la manera en que esas tres palabras se nos presentan, no pueden aplicarse directamente, podría decirse, a los mismos niveles de la experiencia humana. No pueden. Simples consideraciones que, tal vez por ser tan sencillas, ellas no se presentarán inmediatamente ante la mirada de vuestras almas en la profundidad de su significado, pueden darles una idea de cómo, en la superficie del mismo nivel de la vida, lo que significan estas tres palabras puede entrar en serios conflictos vitales.

Tomemos primero en qué ámbito nos encontramos con la fraternidad de la forma más natural del mundo. Partamos del parentesco humano, la familia, allí donde, a priori no necesitamos establecer la fraternidad, allí donde es naturalmente innata en el hombre, y reflexionemos sobre cómo afecta a nuestros sentimientos el hecho de que podamos ver que existe una fraternidad real y verdadera en una familia, en la que todo está conectado fraternalmente. Pero ahora, -sin necesidad de menoscabar en lo más mínimo nada del maravilloso sentimiento que podemos tener de esta fraternidad familiar-, examinemos en nuestro interior lo que puede surgir dentro de ella, precisamente debido a esa fraternidad familiar. Puede que haya en la familia un miembro que no se sienta bien precisamente a causa de la fraternidad justificada dentro de la familia, que anhele abandonar la fraternidad familiar porque siente que en ella no puede desplegar su alma, porque siente que, para el libre despliegue de su alma debe salir de la familia en la que puede vivir tan fraternalmente. Ahí se ve que la libertad, el libre despliegue de la vida del alma, puede entrar en conflicto con la fraternidad mejor intencionada.

Por supuesto, la gente superficial puede decir que esta no es la fraternidad correcta, que no es compatible con la libertad de un alma dentro de la fraternidad. Pero se puede decir cualquier cosa que se imagine. Se puede decir que todo es compatible, de eso no hay duda. Hace poco llegó a mis manos una tesis doctoral. Entre las tesis que había que defender estaba la tesis: Un triángulo es un cuadrado. Por supuesto, esto también se puede defender; sí, ¡incluso se puede demostrar rigurosamente que un triángulo es un cuadrilátero! También se puede demostrar plenamente que la fraternidad y la libertad son compatibles. Pero no se trata de eso; se trata de cómo algunos ámbitos de la fraternidad deben ser y son abandonados en aras de la libertad. Podríamos citar muchos otros ejemplos.

Si uno quisiera enumerar las discrepancias entre fraternidad e igualdad, tendría que hablar de ello durante mucho tiempo. Por supuesto, en abstracto uno puede figurarse a su vez que todos pueden ser iguales, y puede demostrar que fraternidad e igualdad son compatibles. Pero no se trata de figurarse, sino de la constatación de la realidad, si nos tomamos la vida en serio y con honestidad. En el momento en que sabemos que el ser humano se compone de lo físico, y por tanto se vive en el plano físico, de lo anímico, y que por tanto vive realmente en el mundo anímico, y que se compone de lo espiritual, por tanto que se vive en el mundo espiritual, se abre también en ese momento la perspectiva adecuada para la conexión de las tres poderosas palabras que hemos citado. La fraternidad es el ideal más importante para el mundo físico. La libertad para el mundo anímico, y, -en la medida en que el hombre se encuentra en el mundo anímico-, deberíamos hablar de la libertad del alma, es decir, de una condición social tal que garantice plenamente la libertad del alma. Y si se considera que nosotros, cada uno de nosotros, debemos esforzarnos desde nuestro punto de vista individual por el conocimiento espiritual, por el desarrollo de nuestro espíritu, para estar allí con el espíritu en el mundo espiritual, entonces veremos muy pronto ante la mirada espiritual adónde llegaríamos con nuestra concepción del espíritu, si cada uno buscara sólo por su propio camino y cada uno llegara a un contenido espiritual completamente diferente.

Sólo podemos unirnos en igualdad como seres humanos en la vida si, -cada uno por sí mismo-, buscamos el espíritu y podemos llegar finalmente al mismo contenido espiritual. Podemos hablar de la igualdad de la vida espiritual. Fraternidad en el plano físico y en relación con todo lo que está conectado con las leyes del plano físico y vive en el alma humana desde el plano físico. Libertad en relación con todo lo que vive en el alma humana como leyes del mundo anímico; igualdad en relación con todo lo que vive en el alma humana desde las leyes del mundo espiritual.

Ya lo ven, debe amanecer un nuevo año mundial en el que crecerá un sol en relación con su poder calentador y resplandeciente: ese sol que debe proporcionar el calor resplandeciente para muchas cosas que viven en el tiempo de la oscuridad pero que no son comprendidas. Esta es precisamente la peculiaridad de nuestro tiempo, que se aspira a muchas cosas, se expresan muchas cosas sin ser comprendidas.

Pero esto también puede llevarnos a la reverencia y devoción hacia el mundo espiritual. Pues si consideramos que en el siglo III del quinto período postatlante muchos aspiraban y pronunciaban las palabras fraternidad, libertad e igualdad sin comprenderlas realmente, entonces ya tenemos la oportunidad de comprender y encontrar una respuesta a la pregunta: ¿Y de dónde proceden estas palabras? El orden divino-espiritual del mundo las inculcó primero de antemano en el alma humana aún no racional para que pudiera ascender a la verdadera comprensión del mundo a través de tales palabras directrices. Incluso en tales hechos podemos observar la sabia guía en la evolución del mundo. En épocas más o menos lejanas o cercanas a nosotros podemos advertir esta guía en todas partes; obsérvese cómo a menudo sólo después nos damos cuenta de que lo que hicimos antes era en realidad más sabio de lo que podríamos haber hecho con la sabiduría que dominábamos en aquel momento. Llamé la atención sobre esto justo al principio de mi escrito sobre "La guía espiritual del hombre y de la humanidad".

Pero si toman ustedes algo como el hecho de que las palabras directrices se insertan en el desarrollo del mundo, en el desarrollo del hombre, que sólo se puede comprender poco a poco, entonces probablemente se darán cuenta de una imagen que puede utilizarse si se quiere describir este período pasado de la quinta época cultural post-atlante. Realmente puede compararse en ciertos aspectos con el tiempo de Adviento, tiempo en que la duración de la luz diurna se hace cada vez más corta. Y ahora el desarrollo en este nuestro tiempo, en el que a su vez podemos conocer algo de las revelaciones del mundo espiritual, entra en la fase en la que podemos hacernos a la idea de que los tiempos llenos de luz se hacen cada vez más largos y podemos hablar de que este transcurso de tiempo puede parecernos realmente análogo a los trece días y la vuelta a la vida en los días de nuevo crecientes.

Pero la cuestión es aún más profunda. No está bien, nada bien, que sólo encontremos malas palabras para la época materialista de los últimos cuatro siglos. Esta nueva era se produjo porque se hicieron grandes descubrimientos e inventos, "grandes" como se conocen en la era materialista, por ejemplo, circunnavegando la tierra, descubriendo países que antes eran desconocidos. que comenzaron a colonizar la tierra. Ese fue el comienzo de la cultura material. Y luego, poco a poco, llegó el momento en que la cultura material casi se ahogó. Llegó el momento en que utilizamos todas nuestras fuerzas espirituales para entender y comprender la vida material. Cada vez más, como hemos visto, se olvidaron las intuiciones y percepciones del mundo espiritual que estaban disponibles en el conocimiento antiguo.
Pero no es correcto tener sólo malas palabras para la época materialista. Más bien, lo correcto es otra cosa; lo correcto es considerar que esta alma humana en su parte despierta pensaba de un modo materialista, tenía una mentalidad materialista, que fundó la ciencia y la cultura de un modo materialista, pero que esta alma humana es un todo. Podría decirse que una parte del alma humana fundó la cultura materialista. En épocas anteriores esta parte estaba inactiva, la gente no sabía nada de la ciencia externa, no sabía nada de la vida externa, material; entonces la parte espiritual estaba más despierta. En los últimos cuatro siglos estaba despierta esa misma parte que fundó la cultura materialista; pero la otra parte estaba dormida; dormía, esta otra parte del alma humana. Y en verdad, las fuerzas que ahora estamos desarrollando en la humanidad a fin de trabajar nuestro camino de regreso a la espiritualidad se desarrollaron durante la época de la cultura materialista en aquellas partes del alma que estaban dormidas. La "humanidad" en relación con el conocimiento del espíritu, estaba realmente en estos tiempos: Olaf Ästeson. Realmente lo estaba. Sólo que esta humanidad aún no ha despertado. La ciencia espiritual debe llevarlos al despertar.

Ha de llegar el momento en que jóvenes y ancianos oirán palabras pronunciadas desde la parte del alma humana que ha estado dormida en los tiempos oscuros. Esta alma humana ha estado dormida durante mucho tiempo, pero los espíritus del mundo se acercarán a esta alma humana y la advertirán: ¡Despierta ahora, 0 Olaf Ästeson! Sólo tenemos que prepararnos de la manera correcta para que al enfrentarnos a esa advertencia, no tengamos oídos para escucharla. Por eso practicamos la ciencia espiritual, para que dispongamos de oídos cuando sintamos la llamada al despertar espiritual en el desarrollo de la humanidad.

Es bueno que el hombre recuerde a veces que es un microcosmos y que muchas experiencias pueden llegarle cuando está absorto en el macrocosmos. Y hemos visto que el tiempo, la estación, en la que ahora vivimos es favorable. Tratemos de que esta noche de Año Nuevo sea el símbolo de la noche de Año Nuevo necesaria para el desarrollo terrenal de la humanidad, en la que se acercará la nueva era, en la que la luz, la luz del alma, el ver, el reconocimiento de lo que vive en lo espiritual y de lo espiritual pueda fluir e inundar el alma humana. Llevemos el microcosmos de nuestra experiencia en esta noche de Año Nuevo a la conexión con el macrocosmos de la experiencia de la humanidad en la tierra: entonces podremos experimentar lo que deberíamos experimentar en términos de sensaciones, porque podemos sentir algo del amanecer del nuevo gran día mundial en el quinto período post-atlante, en cuyo amanecer nos encontramos, cuya medianoche queremos experimentar dignamente.

Traducido por J.Luelmo ene 2024

lunes, 1 de enero de 2024

GA158 Berlín, 7 de enero de 1913 -El período entre Navidad y reyes en sentido oculto (Las 13 noches santas)

       Índice

RUDOLF STEINER


EL PERÍODO ENTRE NAVIDAD Y REYES EN SENTIDO OCULTO

Berlín, 7 de enero de 1913

discurso 

El período que va desde Navidad hasta aproximadamente el día de hoy (7 de enero), es ciertamente una época importante y significativa del año, también en términos ocultos. Se le llama el tiempo de los trece días. Y lo notable es que este tiempo de los trece días es sentido en su importancia por aquellas personas que, de acuerdo con toda su disposición anímica, han conservado todavía algo de la antigua conexión del alma humana con el mundo espiritual, de la cual hemos hablado a menudo. Sabemos que el hombre primitivo que vive en el campo o en una población aún menos afectada por nuestra cultura urbana, ha conservado más de la conexión con el mundo espiritual que existió en la antigüedad que el hombre de la población urbana actual. Y allí encontramos tanta poesía popular sobre experiencias del alma, sobre vivencias del alma en el tiempo que va de la Navidad a la Epifanía, el 6 de enero.

Esta es la época en la que, después de que haya caído sobre la tierra el máximo de oscuridad anual, inmediatamente después del solsticio de invierno, cuando el sol comienza de nuevo su curso triunfal, con la más profunda inmersión y liberación y redención de la naturaleza, también el alma humana puede pasar por experiencias muy especiales, si todavía tiene conexiones especiales con el mundo espiritual. Aquellas personas que ya no tienen la antigua clarividencia, pero que todavía están conectadas en su alma con el mundo espiritual, sienten una diferencia en el mundo anormal de los sueños en esta época del año. Lo que el alma puede experimentar allí cobra sentido, cobra sentido porque el alma, si todavía está receptiva, puede vivir realmente en el mundo espiritual al máximo. Para el hombre muy moderno, el año es realmente tal en su transcurso que ya no distingue particularmente las estaciones individuales, porque mientras que afuera de las tormentas de nieve, la oscuridad comienza ya a las cuatro de la tarde y cuando comienza el alba lo hace mas tarde, el habitante de la ciudad siente lo mismo que en los meses de verano, cuando el sol puede desplegar todo su poder. El hombre es arrancado de la antigua conexión con el cosmos en la que vivía cuando estaba en la naturaleza. Pero para aquellos que han conservado una conexión con la naturaleza, no es lo mismo lo que acontece en el tiempo de Navidad o lo que sucede en otro tiempo, por ejemplo en pleno verano. Mientras que en pleno verano el alma está más emancipada de lo que está relacionado con el mundo espiritual, está más relacionada con el mundo espiritual en la época en la que la naturaleza está más extinguida y durante este tiempo solía experimentar cosas especiales.

Existe un hermoso poema popular en la antigua lengua noruega, un poema que ha sido redescubierto recientemente y que rápidamente ha vuelto a ser popular gracias a la peculiar comprensión del pueblo noruego. Se trata de un hombre que aún mantenía una conexión con el mundo espiritual, Olaf Ästeson. Lo que Olaf Ästeson experimenta en el tiempo entre Navidad y Epifanía está bellamente retratado en este poema.

Para las celebraciones de Año Nuevo en Hannover en 1912, intenté por primera vez poner este poema popular de Olaf Ästeson en alemán para que también pudiera llegar a nuestras almas. Esta noche se introducirá con la canción de Olaf Ästeson, que contiene las experiencias de Olaf Ästeson en las trece noches.

A continuación, Maria von Sivers recitará la canción. 
La poesía en sí es antigua. Pero, como ya he dicho, ha surgido recientemente como por sí mismo entre el pueblo noruego y se está difundiendo con gran rapidez.El hecho de que algo así se esté difundiendo será también uno de los muchos hechos que prevalecen en la actualidad y que prueban cómo empuja hacia la comprensión de aquellos misterios que pueden llegar a ser nuestros hoy a través de la Antroposofía. Pues el hecho de que algo como lo aquí descrito tenga lugar en un alma, o al menos pudiera tener lugar hace relativamente poco tiempo, no es mera "ficción". Esta poesía no es sólo fantasía, es realidad, es actualidad. Y con Olaf Asteson se hace referencia a las gentes de aquellas regiones nórdicas que en la Edad Media, hacia la mitad de la Edad Media, aún tuvieron la oportunidad, podría decirse, de experimentar literalmente algo como lo que aquí se expresa.

Cuando nuestros amigos noruegos me entregaron este poema en mi penúltima visita a Kristiania y quisieron oír de mí algo sobre él, fue en primer lugar este interesante hecho de la ciencia espiritual general, que acababa de ser subrayado, lo que se impuso en nuestras almas. Pero lo que nos llevó a querer incluir esta poesía en nuestro programa espiritual-científico en primer lugar, por así decirlo, es que también se puede profundizar cada vez más en los detalles. A través de la comprensión antroposófica, uno se encuentra realmente cada vez más inmerso en lo que surge en la poesía. Por ejemplo, para mí fue significativo que Olaf, -es un antiguo nombre noruego-, se apellide Asteson: Asteson. ¿El hijo de quién? De Äste. Y traté de averiguar de qué clase de madre es realmente este hijo. Ahora, por supuesto, se puede discutir sobre el significado de la palabra "Äst=Rama" de muchas maneras diferentes, incluyendo cosas que son discutibles. No es posible hoy en día analizar todo lo que se pone en duda. Pero si se tiene en cuenta todo lo que se pone en duda, Olaf Ästeson, por ejemplo, se refiere a aquel que sigue siendo hijo de esa alma que desciende generación tras generación y que está conectada con la sangre que corre de generación en generación. Así que hemos reconducido este nombre a lo que tantas veces hemos discutido en el campo antroposófico, que en la antigüedad la antigua clarividencia estaba conectada con la relación de la sangre que corre a través de las generaciones. Y Olaff Ästeson se podría traducir como: Olaf, el nacido de muchas generaciones y que aún lleva en su alma los caracteres de muchas generaciones.

Ahora, si nos adentramos en las experiencias, es tremendamente interesante lo que vive el dormido Olaf Ästeson desde Nochebuena hasta los trece días en los que no se despierta, es decir, en una especie de estado psíquico. Si uno se deja llevar por las estrofas individuales, que permiten que las experiencias individuales se presenten ante el alma con popular y amplia comodidad, recuerda ciertas descripciones de las primeras etapas de la iniciación, en las que se dice que tal o cual persona ha sido conducida a la puerta de la muerte. En todas partes del poema se muestra que Olaf Ästeson llega a la puerta de la muerte. Y se hace especialmente vívido por el hecho de que se siente a sí mismo como un cadáver, -hasta la tierra que siente entre los dientes. Si recordamos que en el iniciado el cuerpo etérico crece más allá de los límites de la piel y el ser humano se hace cada vez más grande, de modo que el ser humano vive en amplios espacios del mundo, entonces se nos señala definitivamente en este poema cómo desciende profundamente el ser humano, cómo se siente a sí mismo en las profundidades de la tierra y asciende a las alturas de las nubes. Lo que el hombre tiene que vivir después de la muerte, por ejemplo en la esfera de la luna, es también lo que tiene que vivir Olaf Ästeson. Esto se representa poéticamente cómo la luna brilla intensamente y cómo los caminos se extienden a lo largo y ancho. Después se representa el abismo que hay que cruzar en el mundo que se encuentra entre el humano y el que conduce a las extensiones cósmicas. Y el puente celeste conecta lo humano y lo cósmico>. Entonces nos damos cuenta de cómo intervienen las entidades que encuentran su expresión en las constelaciones: Toro, serpiente. Pero para aquellos que pueden ver espiritualmente en el mundo, las constelaciones son sólo la expresión de lo que está espiritualmente presente en las extensiones del espacio. Y entonces el mundo Kamaloka es representado en la descripción de "Brooksvalin". Se muestra cómo tiene lugar una especie de retribución, cómo las personas allí pasan, -pero de forma bastante equilibrada-, por lo que no han adquirido aquí en la tierra. Pero no se necesita interpretar todos los detalles de este poema, no se debe hacer eso en absoluto con tales poemas. Sino que se ha de sentir que surgieron de un estado de ánimo tal, que está estrechamente relacionado con lo que todavía estaba presente en tal pueblo mucho más tiempo que en los pueblos que vivieron más en el interior de los continentes o se juntaron con la cultura metropolitana. Con este pueblo noruego, que aún tiene mucho en su lenguaje folklórico que se acerca al borde de los misterios ocultos, estuvo presente por más tiempo la posibilidad de dejar las almas en conexión con aquello que vive y teje detrás de los fenómenos materiales exteriores.

Recuerden cómo he explicado que el transcurso del año tiene su serie de hechos espirituales paralelos. Cómo en primavera, cuando las plantas brotan de la tierra, cuando todo parece cobrar vida, cuando los días se vuelven más luminosos, hemos de saber reconocer lo que podemos llamar una especie de adormecimiento de los espíritus elementales y superiores que están relacionados con la tierra. En primavera, cuando la tierra se despierta exteriormente, tenemos que ver con una especie de dormirse de la tierra en la contemplación espiritual. Cuando la naturaleza exterior muere de nuevo, se trata de un despertar de la naturaleza espiritual de la tierra. Y si la naturaleza exterior está dormida en torno a la Navidad, entonces es el momento en que lo espiritual de la tierra, que está relacionado con el ser en la tierra tanto en los seres elementales, menos importantes, como en los seres grandes, poderosos, está en su momento más activo, por así decirlo. Sólo exteriormente, parece como si tuviéramos que comparar la primavera con el despertar de la tierra y el invierno con el dormirse. Para la observación oculta es al revés. <El espíritu de la tierra, que se compone de muchos espíritus, despierta en invierno y duerme en verano. Así como en el interior de los organismos humanos lo orgánico y vegetativo es más activo durante el dormir, así como las fuerzas suben hasta el cerebro, y así como la actividad puramente orgánica se apaga durante la vigilia, lo mismo ocurre con la tierra. Cuando la tierra está en su punto más activo, cuando todo ha brotado, cuando el sol está en su punto más alto alrededor de San Juan, el espíritu de la tierra duerme. Y no es sin conexión con estas verdades ocultas por lo que la Navidad, la fiesta del despertar del espíritu, ha sido trasladada a la estación invernal. Las cosas que han llegado hasta nosotros como costumbres desde la antigüedad a menudo se corresponden con estas percepciones ocultas.

Ahora bien, quien sabe convivir con los espíritus de la tierra, por ejemplo, celebra la fiesta de San Juan en verano. Pues la celebración de San Juan en verano ya es una especie de celebración materialista. Se celebra lo que muestra la revelación materialista externa. Pero quien tiene la conexión con el espíritu de la tierra, con lo que vive espiritualmente en la tierra, se despierta para su ser interior, es decir, duerme para su ser exterior, como Olaf Ästeson, mejor en Navidad en los trece días. Este es también un hecho oculto, que significa exactamente lo mismo para el ocultismo que, por ejemplo, el hecho de la posición externa del sol significa para la ciencia materialista externa. Ciertamente, la ciencia materialista dará por sentado que dentro de la astronomía describe la actividad del sol en verano e invierno de una determinada manera puramente externa, considerará una locura, lo que para el ocultista es un hecho, que la posición espiritual del sol es más intensa en el tiempo de invierno y que por lo tanto las condiciones son más favorables entonces para aquel que quiere acercarse a una profundización del alma, que está conectada con el espíritu de la tierra y con todo lo espiritual. Por lo tanto puede resultar para aquel que quiere buscar una profundización de su alma que puede hacer las mejores experiencias en los trece días del tiempo de Navidad, que entonces, sin que nos demos cuenta, las experiencias surgen del alma, aunque el hombre moderno ya se encuentra de tal manera que está emancipado de los procesos exteriores, de modo que las experiencias ocultas pueden llegar en cualquier momento. Pero en la medida en que lo externo puede seguir influyendo, el tiempo entre Navidad y Año Nuevo es el más importante.

Por tanto, este poema nos recuerda de una forma bastante natural, cómo parte de lo que podríamos mencionar en la discusión sobre el tiempo entre la muerte y el siguiente nacimiento, hace relativamente poco tiempo todavía estaba bastante cerca para ciertas regiones de la tierra, y que algunas personas todavía conocían por experiencia directa.

Traducido por J.Luelmo dic,2023