jueves, 28 de diciembre de 2023

GA158 Dornach, 15 de noviembre de 1914 La relación del hombre con el mundo elemental - III -

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RUDOLF STEINER


LA RELACION DEL HOMBRE CON EL MUNDO ELEMENTAL -III-

Dornach, 15 de noviembre de 1914

3ª conferencia 

Hasta qué punto la Tierra misma es un inspirador para las personas que viven en ella, ya lo dijimos ayer, al menos en forma de indicios, ya que sólo se pueden dar indicios en un ámbito lo más amplio posible.

Es importante y significativo, especialmente en nuestro tiempo, ser conscientes de que existen tales conexiones como aquellas de las que hemos hablado, porque el hombre dentro del desarrollo terrenal está justo en nuestro tiempo presente a punto de emanciparse de nuevo, por así decirlo, de esta influencia terrenal, de dejarse penetrar de nuevo, por así decirlo, por aquellas influencias que no vienen del mundo terrenal, sino del mundo espiritual que rodea la tierra.

Este esfuerzo por introducir en las facultades humanas, en el pensar y sentir humanos, por así decirlo, lo que no es meramente terrenal, subyace a nuestro esfuerzo científico-espiritual. Todas las tendencias de la educación moderna van realmente en la dirección de este esfuerzo científico-espiritual, y bien puede decirse que hay dos cosas de las que el hombre contemporáneo debe ser cada vez más consciente.

La primera es que el hombre, en relación con su propia esencia anímica, pertenece a un mundo que no se revela a los sentidos exteriores, sino que se encuentra sólo detrás del mundo de los sentidos exteriores, que el hombre pertenece a tal mundo con su esencia anímica más íntima, al que no se puede llegar ni por la observación de los sentidos ni por las conclusiones y la lógica basadas en la observación de los sentidos. Será tarea de nuestro tiempo aclarar este punto, que todo el conocimiento impartido por los sentidos externos y su filosofía, que se basa sólo en el conocimiento sensorial externo, no puede acercarse a lo que el alma humana es en realidad.

La segunda es una verdad que les es familiar por su vida espiritual-científica, pero que saben que aún está bastante alejada de la conciencia general del presente. Es la importante verdad de las repetidas vidas terrestres, del hecho de que el alma humana no se agota en el cuerpo en el que vive entre el nacimiento y la muerte, en todo lo relacionado con este cuerpo, sino que pasa de vida en vida.

Puesto que estas dos verdades, la de que el alma pertenece a un mundo que está más allá del mundo de los sentidos, y la de que pasa de vida en vida, se cuentan entre las más importantes para nuestra época, que primero hay que comprender, he añadido un capítulo en el segundo volumen de mis "Enigmas de la Filosofía" en el que estas dos verdades se señalan de un modo intensivo a partir del curso del desarrollo de la propia humanidad, pues es una necesidad urgente de nuestro tiempo que cada vez más personas aprendan a comprender estas dos verdades.

Ya que este libro "Los Enigmas de la Filosofía" no está dirigido específicamente a los antropósofos, sino a todas las personas que pueden leer y comprender lo que han leído, era necesario tratar de señalar estas dos verdades brevemente, si bien lo más claramente posible. Puede decirse que está en la conciencia más profunda de la gente de los tiempos modernos dirigir sus pensamientos hacia estas verdades. Primero sólo diré dirigir sus pensamientos. En todas partes del libro, podemos notar tales tendencias a dirigir sus pensamientos hacia estas verdades. A veces trataba de  citar a personas de la nueva historia espiritual que tienden hacia esas verdades. Me gustaría dar otro ejemplo hoy.

Una de las mentes más grandes del siglo XIX es, sin duda, Emerson, que escribió de forma tan significativa y contundente, si no en un lenguaje filosófico pedante, al menos en un lenguaje contundente. Emerson señala en todas partes, tanto si habla de la naturaleza como del género humano, que la estructura externa del mundo, que el hombre observa con sus sentidos y capta con su intelecto, es sólo la cáscara, la fantasmagoría, y que sólo se llega a la verdad si se intenta penetrar detrás de la fantasmagoría.

Pero mentes como la de Emerson van aún más lejos. Y me gustaría dar un ejemplo de ello. Entre sus importantísimos libros, Emerson también escribió uno titulado "Los representantes de la raza humana". En este libro trató a Platón como el representante de todo el esfuerzo humano filosófico; a Swedenborg como el representante del esfuerzo humano místico; a Montaigne, un importante espíritu del siglo XVI, como el representante del escepticismo; a Shakespeare como el representante de la facultad poética; a Goethe como el representante de la facultad literaria y a Napoleón como el hombre de acción, como el representante del hombre de acción.

Sin embargo, con este libro se ha logrado algo significativo. Pone el enfasis en los tipos de humanidad en relación con la vida anímica. Sería interesante ver cómo el representante del esfuerzo filosófico se encuentra en Platón y cómo el representante del esfuerzo escéptico se encuentra en Montaigne. Este libro representa una de las mayores hazañas del esfuerzo intelectual humano. Ahora bien, curiosamente, Emerson dedica, diría yo, un relato particularmente afectuoso a Montaigne, aunque es precisamente este relato afectuoso lo primero que llama la atención cuando uno profundiza lo suficiente en este capítulo sobre Montaigne. Esto vuelve a ser muy significativo para el enfoque retrógrado de Emerson sobre la visión del mundo de las ciencias espirituales. El que se compromete seriamente con esta visión del mundo se da cuenta de cuán verdaderamente cada cosa tiene dos lados, de modo que, cuando uno trata de expresar una verdad, sólo puede decir algo unilateral, y el segundo lado debe acechar, por así decirlo, en el fondo.

El escéptico, que tiene un vivo sentimiento de que, como quien dice, ya se comete una injusticia cuando se formula estrictamente una verdad, está tocado en lo más profundo por el fluido espiritual-mental que siempre está ahí en el alma humana y que impide, en cuanto sólo está tocado por el mundo espiritual, presentar con demasiado aplomo una verdad de contornos nítidos, sin señalar que en cierto sentido lo contrario de ella también tiene una justificación.

Este ser tocado en cierto sentido por un sentimiento que proviene de la espiritualidad hace de Montaigne una personalidad importante. Pero eso no es lo que quería señalar. Quería señalar la manera en que Emerson explica cómo se encontró con Montaigne. Dice: Ya de niño encontré un volumen de Montaigne en la biblioteca de mi padre, pero no lo entendí. Cuando se graduó en la universidad, volvió a mirar el libro, y entonces sintió el extraño impulso de familiarizarse frase por frase con lo que Montaigne había escrito. Y así lo hizo, siguiendo este impulso. Ahora vemos en el capítulo sobre Montaigne, que Emerson escribió, que estaba buscando una expresión de por qué de repente se obsesionó con Montaigne y de repente empezó a absorberlo por completo. Aquí no encuentra mejor expresión para ello que decir: Sentí como si yo mismo hubiera escrito estos libros de Montaigne en una vida anterior. De aquí se ve cómo un espíritu moderno en el sentido más eminente, que se acerca a lo que es la exigencia del presente, se ve obligado, allí donde quiere expresarse sobre las cosas más íntimas de su alma, a formar una expresión que tiende enteramente a la verdad espiritual-científica de la reencarnación. No puede encontrar una expresión mejor y debe, por tanto, utilizar la idea de repetidas vidas terrenas.

Algo así es extraordinariamente característico, es tremendamente significativo, y esto nos lleva ahora a enlazar con el pensamiento que se expresó ayer. Si nos fijamos en los espíritus más distinguidos de nuestro tiempo, -y uno de los más distinguidos es Emerson-, tienen por un lado, si son espíritus tan importantes como Emerson, el conocimiento terrenal que han asumido, en la medida en que están situados en el proceso evolutivo de la tierra. Ellos saben lo que se asume hoy como ser humano. Saben que cuando se está situado en un determinado punto de la tierra, habla una determinada lengua y demás cosas que es costumbre transmitir al niño, al joven, en el lugar donde se está situado, y así aportar eso que se llama educación al ser humano. Este conocimiento, que se transmite a un pueblo de esta manera, es el conocimiento de un gran círculo. Es justo decir que éste es el conocimiento de un gran círculo, uno puede decir eso cuando ve cómo procede realmente Emerson.

Sabemos que cuando tenía que dar una conferencia, parecía que lo que decía salía de su mente en el momento en que lo decía. Todo parecía improvisado. Cuando se le visitaba un día en que tenía que dar una conferencia, los visitantes podían ver que por la sala había todo tipo de notas, de las que había recogido lo que tenía que decir, por así decirlo, sobre el exterior de su tema. Pero detrás de lo que transmitió a la humanidad de este modo se escondían intimidades, y es precisamente una intimidad que he expresado, que la idea de vidas terrenas repetidas resplandece muy castamente en un lugar.

Se puede ver cómo incluso los mejores de nuestro tiempo, al sentir, presentir y también expresar tales verdades en sus almas, permanecen castos dentro de sí mismos, no queriendo aún llevar estas verdades al reino del que brota el conocimiento externo.

Si ahora abordamos la cuestión desde el punto de vista de la ciencia espiritual, debemos iluminarla todavía de otro modo, pues nuestra época es aquella cuya misión consiste en llevar a la claridad, al conocimiento real, en moldear en formas de conocimiento lo que hasta ahora ha estado retenido en el alma y sólo ocasionalmente insinuado, de modo que nuestra época tiene realmente la tarea de llevar a la plena claridad, a una verdad evidente por sí misma para los hombres, mucho de lo que hasta ahora nuestra época ha ido sacando a la fuerza de las almas de los mejores. Y aquí podemos describir exactamente cómo era cuando Emerson, en sus ricas conferencias, decía una frase expresando una comprensión sobre la vida industrial de su entorno y unas líneas más tarde decía algo sobre la antigua India, y de nuevo algo sobre Shakespeare. De este modo, recopilaba sus conocimientos terrenales, por así decirlo, y a menudo se le escapaba una observación en medio de ellos, procedente de la intimidad de su alma.

¿De dónde viene lo que encierra semejante comentario? Esto sólo puede responderse considerando todos los aspectos de la naturaleza humana. En su tiempo en la tierra el hombre sólo reconoce lo mínimo, sólo una parte de su vida, la que tiene lugar desde que se despierta hasta que se duerme. La otra parte de la vida transcurre durmiendo, y esta parte de la vida humana es bastante, bastante variada.

Es cierto que para muchísimas personas esta vida mientras duermen procede de tal manera que entran en contacto con entidades elementales del mundo que están conectadas con manifestaciones de la naturaleza humana mas bajas que las manifestaciones diurnas. Uno quisiera decir que desde que se duermen hasta que se despiertan, es decir, en el reino de la vida elemental, la vida nocturna, las personas se dedican a toda clase de travesuras, cosas más allá de las cuales están cuando están en la vida exterior. ¿Quién no sabría que a menudo debe avergonzarse de sus sueños? Esta es una experiencia general que todos pueden hacer. Así que mientras duerme el hombre se entrega a toda clase de travesuras, en una sociedad que no es buena, sino que más bien apela a sus pasiones, a sus instintos, que es mucho peor que aquella en la que se cría durante su vida de vigilia.

Sólo comprendiendo esto se puede entender mejor lo que ha sucedido históricamente. El hombre de hoy debe estar dotado del don de no dar demasiada importancia a los sueños, para no practicar el desenfreno con demasiada fuerza en su vida física. Por lo tanto, olvida sus sueños muy fácilmente, olvida las estupideces de sus sueños, y eso es bueno para él, porque debe estar preparado para entrar en el mundo espiritual en la conciencia de vigilia, mientras que en el pasado el hombre estaba allí para permitirse entrar en este mundo espiritual desde que se dormía hasta que se despertaba.

De hecho, una mayor conciencia de este mundo no está tan lejos de nosotros como solemos pensar. También les daré un ejemplo de esto. Existe un cuadro de Alberto Durero que ha desconcertado a mucha gente, especialmente a los estudiosos. El grabado representa a grandes rasgos una figura parecida a un sátiro o un fauno que sostiene, por así decirlo, a un ser femenino. 

Otro ser femenino aparece desde el fondo, acercándose a esta pareja como si los castigara. Y cerca de ella, un hombre hercúleo, con un garrote en la mano, aparta al ser femenino castigador del grupo de la mujer con el sátiro para que no pueda acercarse. Podría decirse que es bastante extraño, extremadamente extraño, cómo los eruditos se han esforzado por comprender esta imagen. Suele llamarse "Hércules". Pero lo que se expresa con esto no existe en la leyenda habitual de Hércules. Por ello nos preguntamos: ¿Cómo se le ocurrió a Alberto Durero esta escena? Y se han propuesto las ideas más curiosas. Podemos ver en Herman Grimm, por ejemplo, lo impotente que se encuentra ante este cuadro. No sabe qué hacer con él. Él propone las ideas más curiosas. ¿Y por qué sucede eso? ¿Por qué la gente no sabe qué hacer con ella? Porque él y los eruditos no saben, -mientras que Alberto Durero aún lo sabía-, que la gente aún puede penetrar en un mundo espiritual mientras duerme. Hoy en día esta conciencia se ha perdido. Dürer todavía sabía, sin embargo, que hay hombres, por ejemplo, que durante el tiempo que dormían se dedican a todo tipo de fechorías en comunión con el mundo elemental, hombres que durante el tiempo ordinario son hombres bastante bien educados, pero que durante el tiempo que dormían vuelven a caer en el mundo del instinto y se dedican a todo tipo de cosas inútiles, a todo tipo de desenfrenos.

En el cuadro de Alberto Durero, vemos al sátiro y a Hércules con el garrote. Al buen Hércules que está allí le gustaría a él mismo ser este sátiro. Pero vive en el mundo físico, en un mundo moral en el plano físico, y su mujer no se lo permite. Ella viene y quiere alejarlo. Pero a él le gusta y la retiene.

Vemos aquí un proceso interior del alma y sabemos que Alberto Durero aún sabía algo de estas cosas. Esto explica gran parte del arte de siglos no tan lejanos, porque en aquella época aún existía la conciencia de la conexión del hombre con el mundo espiritual-elemental directamente contiguo al físico.

Pero si dirigimos nuestra mirada a espíritus tan nobles como lo fue Emerson, debemos decir que no practican el desenfreno mientras duerme, sino algo noble. Cuando están así en el mundo espiritual con su yo y con el cuerpo astral, entran en contacto con las verdades que se suponen verdadera antroposofía en la humanidad. Lo que en el futuro se convertirá en conocimiento físico se abre paso en su conciencia. Se podría decir que Emerson recibe algo así mientras duerme. Por eso se presenta tan castamente, íntimamente en lo que tiene que decir sobre la vida física con los sentidos físicos y el intelecto, examinando la amplia vida terrenal.

Ahora no serviría para la apropiada dirección de la evolución de la humanidad, que se quedaría simplemente así que la gente sólo capta, me gustaría decir, en su vida durmiente, lo que está detrás de la apariencia de los sentidos, detrás de la fantasmagoría de los sentidos. Porque ese es de nuevo el significado de la evolución, que la vida durmiente pierde cada vez más importancia en la cognición. Se tiene que ser un espíritu importante como Emerson si se quiere conquistar algo como la idea de vidas terrenales repetidas a partir de la vida durmiente. Sino mas bien, aquello que es espiritual debe venir a la humanidad, debe encontrar su camino en la humanidad. Así como estas verdades están en conexión con la vida más íntima del alma humana, así como se proclaman allí como en una especie de amanecer, especialmente con espíritus como Emerson, por otro lado debe haber de nuevo una disposición terrenal para comprender tales verdades en la brillante conciencia despierta. Debe haber una disposición terrenal para sentirse a sí mismo de tal modo que le resulte natural reconocer estas verdades. Debemos darnos cuenta de que esto todavía no es natural en el presente, porque como científicos espirituales somos todavía un grupo tan pequeño, y todos los que están fuera del esfuerzo científico espiritual nos consideran tontos o algo parecido.

No es propio de la educación moderna reconocer estas verdades inmediatamente. El temperamento natural del hombre habla en contra de ello. Lo que la gente esgrime lógicamente contra la ciencia espiritual es, por regla general, extraordinariamente inferior, pues los hombres no se resisten a ella por motivos lógicos; se resisten a ella porque por su propia naturaleza, por todo lo que son por las fuerzas de la tierra, no están generalmente predispuestos a aceptar tales verdades ni siquiera hoy en día.

Pero tiene que llegar un momento en que la naturaleza del hombre esté constituida de tal manera que pueda ver estas verdades directamente, igual que hoy puede ver las verdades matemáticas. El hombre debe estar organizado por naturaleza de tal manera que pueda ver estas verdades. Para ello es necesario que, durante el tiempo que transcurre entre el nacimiento y la muerte, esté constituido físicamente de tal manera, que su cerebro esté organizado de tal modo que pueda ver estas verdades.

Hablando en el sentido de la charla de ayer, debe establecerse una relación tal entre los espíritus que trabajan en la tierra y los hombres, que éstos estén constituidos de tal manera que puedan recibir estas verdades, y esto sucede de tal modo que una extensión de tierra, como mostré y constaté ayer, se inclina de este a oeste hacia los tres golfos de los que hablé ayer. Esta zona terrestre es exteriormente sólo una fantasmagoría, está en realidad compuesta por los espíritus de la tierra. En realidad es para que los espíritus de esta área de tierra trabajen en las personas y las formen físicamente para que se den cuenta de las verdades de la constitución anímica-espiritual del hombre y de las repetidas vidas en la tierra. Lo que los espíritus más occidentales tienen que, me gustaría decir, conquistar como si lo sacaran del dormir, tendrá que convertirse en una verdad más evidente en la vida de vigilia entre aquellos que se inclinan hacia la evolución de la humanidad desde el Este. Se podría decir que la tierra prepara sus cuerpos para lo que necesitan para la evolución. Esta tierra es ciertamente lo que describí ayer: un organismo de gran alcance que está animado y que de vez en cuando envía desde su vida anímica a los espíritus de la tierra que organizan los cuerpos de tal manera que puedan intervenir en la evolución de forma adecuada.

Como ven, estas cosas son extraordinariamente profundas y significativas, y tienen que involucrarse en ellas si quieren entender de qué se tratan. Sin embargo, si ustedes comparan la tierra como organismo anímico y espiritualizado con lo que es el hombre como organismo anímico y espiritualizado, hay una gran diferencia. El hombre se encuentra en relación con los espíritus actuales de la Tierra a través del exterior de su cuerpo físico, en el que en realidad no vive en absoluto, sino en el que se encuentra en su interior. A través del cuerpo etérico está en relación con los espíritus del agua; a través del cuerpo astral está en relación con los espíritus del aire, y a través de su conexión con el yo está en relación con los espíritus del fuego.

Cuando el hombre abandona los cuerpos físico y etérico mientras duerme, él vive con su yo y su cuerpo astral sólo en relación con el calor que surge a través de la tierra y el aire que le envuelve y respira a través de ella. Está desligado de todo lo que la tierra y el agua configuran en el cuerpo físico. Allí el hombre es realmente arrancado, cuando duerme, de todo lo que, me gustaría decir, hacen los cuerpos físico y etérico como seres terrenales. Por supuesto, el aire y el calor también pertenecen a la tierra, pero sólo a la tierra en conjunto, no a las partes de la tierra. Ahora bien, para el hombre como ser animado, espiritualizado, el calor es hasta cierto punto aquello en lo que habita como en su propio elemento. Una preparación para esto ya está presente en los animales superiores. Tienen su propio calor, no sólo el calor de su entorno. Viven en su alma, en su propio calor. Los humanos en particular han desarrollado esto, que viven en su propio calor, que tienen su propia temperatura. Esto es algo que le aísla a lo diferente del mundo exterior. El calor es, por así decirlo, algo de lo que cada ser humano lleva su quantum dentro de sí y lo lleva consigo. Allí, en su propio calor, se encuentra en su propio hogar.

En el aire generalmente vive menos. Me gustaría decir que la diferenciación de la tierra ya ejerce cierta influencia sobre él. Que viva en el aire de la montaña, en el aire del agua o en el aire de la tierra supone una cierta diferencia. El ser humano entra en contacto con lo que actúa sobre él desde el exterior. Lo mismo ocurre con el ser humano como organismo que se ha espiritualizado por completo.

Con la tierra, como organismo con alma y espiritualidad, sucede lo contrario. Lo que el calor es para el hombre, lo terreo lo es para la tierra, lo sólido terrenal, y el calor es para ella lo más externo que tiene relación con la tierra animada del mismo modo que la tierra la tiene con nosotros. La tierra es tierra hasta la médula, como nosotros somos calor hasta la médula. La tierra se diferencia exteriormente en cuanto al calor. Dependiendo de si extiende sus extremidades hacia las regiones heladas o hacia la región bochornosa de los trópicos, abre su alma hacia fuera, hacia el calor, del mismo modo que nosotros nos inclinamos hacia la región en la que vivimos en relación con nuestro cuerpo físico. Con la tierra ocurre exactamente lo contrario que con el hombre, y en ello se basa la cooperación de la tierra como organismo animado y espiritual con el hombre como organismo animado y espiritual. Es a través de esta cooperación que surge lo que surge en el cuerpo físico humano, para que este cuerpo físico humano, en la sucesión de naciones y pueblos, entre en la evolución de toda la existencia terrena de la manera correcta. Tenemos una intensa relación entre lo terrenal y lo humano, especialmente en los pueblos que se desplazaron de Oriente a Occidente como masas de pueblos. Y se podría expresar esta relación intensa como si en la propia tierra se viera un ser poderoso, y este ser poderoso decidiera intervenir en la evolución de forma correspondiente, digamos a partir del siglo XX. Allí debe decirse a sí mismo: debo dirigir ciertas entidades espirituales hasta mi superficie, debo dejar que sean activas de tal manera que preparen los cuerpos físicos para que los cuerpos físicos puedan recibir a través del cerebro las verdades que son aptas para la humanidad en este momento de la evolución.

Lo que acabo de decir es como un pensamiento que tiene la tierra. Este pensamiento sólo se capta si se hace con la debida piedad y reverencia, si no se lo toma como los pensamientos de la ciencia externa, sino cuando se lo considera como algo sagrado, como algo que no se puede pronunciar irreverentemente, porque se recuerda la conexión del hombre con el mundo espiritual, porque se está directamente dentro de él en el trato de lo humano con lo divino, donde se dicen tales cosas. Por lo tanto, se debe tener cuidado en todas partes de que la atmósfera necesaria de sentimiento y sensibilidad esté allí donde se dicen tales cosas. Esto es extremadamente importante con tales cosas. Uno quisiera decir: En cierto sentido, tales cosas no deben decirse de otra manera que no sea basándose en el sentimiento, en el estado de ánimo de la oración. Una mirada hacia los mundos espirituales debe pulsar a través de lo que así pensamos al acercarnos a tales pensamientos. Y para que esto pueda suceder de forma natural, ya a través del medio exterior, para este fin se construye nuestro edificio, y para este fin se hace todo lo que ha de salir a la luz en él.

Así que en lo que acabo de describir vemos una especie de ejemplo de cómo la tierra como tierra trabaja espiritualmente a través de lo que está contenido en su elemento sólido, cómo desarrolla y crea lo que vive en ella en evolución.

En cambio, si vamos más hacia el Oeste, tenemos relaciones diferentes. Ayer os describí una relación en la que Occidente coopera con Oriente, en la que el elemento líquido se inclina hacia Oriente como un ser poderoso y la triple naturaleza anímica se expresa en los tres grandes golfos, que los pueblos espiritualmente inclinados de la antigua Finlandia todavía percibían como Wäinämöinen, Ilmarinen y Lemminkäinen, y que hoy se llaman tan prosaicamente golfos de Finlandia, Botnia y Riga. Allí trabajaban conjuntamente en el antiguo pueblo finlandés lo que procede del elemento líquido y lo que procede del elemento sólido.

Se puede plantear la cuestión de la significación de un pueblo que ha cumplido una misión tan eminente en el curso de la misión terrestre como el gran pueblo finlandés y que, sin embargo, aún se mantiene para épocas posteriores. Todo esto tiene su significado en todo el progreso de la evolución, que un pueblo así permanezca, que no desaparezca de la tierra cuando ha cumplido su misión. Así como el hombre mismo conserva los pensamientos que ha concebido a cierta edad en su memoria viva para una edad posterior, así también los pueblos anteriores deben permanecer como una conciencia, como un recuerdo vivo y continuo de lo que sucede en tiempos posteriores: como una conciencia.

Y ahora se podría decir: La conciencia del Oriente europeo será la que el pueblo finlandés ha conservado. Ha de llegar un momento en que la comprensión de las tareas de la evolución se apodere de los corazones, en que se produzca un florecimiento de las ideas de Kalewala precisamente desde el centro del pueblo finlandés, en que esta maravillosa epopeya de Kalewala se espiritualice y se entremezcle con las ideas modernas de la ciencia espiritual, en que llegue de nuevo a la conciencia de toda Europa en su profundidad.

Los pueblos europeos veneraban las epopeyas homéricas. La epopeya Kalewala fluía de razones de la vida anímica aún más profundas. Pero esto no se puede reconocer hoy en día. Sin embargo, esto se reconocerá cuando las enseñanzas de la ciencia espiritual se utilicen de la forma adecuada para explicar los fenómenos espirituales de la evolución terrestre. Una epopeya como Kalewala no puede conservarse sin que se conserve en existencia viva, sin las almas que habitan en el cuerpo, que están relacionadas con los poderes creadores de Kalewala. Como conciencia viva permanece. Por eso puede seguir funcionando, por el hecho de que no son las palabras sino que lo que ha vivido en ella misma sigue viviendo, que existe un centro desde el que puede irradiar. Es importante que este centro exista, al igual que los pensamientos que tuvimos antes existen en la vida posterior.

En Occidente es más lo que forma y moldea el cuerpo etérico. Estas son verdades difíciles, y deben ustedes acostumbrarse a ellas, porque yo no tengo la posibilidad, que espero tengan ustedes algún día en la evolución de la tierra, de analizar en todo un año las cosas que tengo que explicar en una hora; deben ustedes permitirse complementar muchas cosas con sus pensamientos, pensar meditativamente en lo que he dicho. Entonces les resultará plenamente familiar. En particular, no intenten acercarse a las cosas con estos o aquellos apresurados matices de sentimiento.

En Occidente hay más de un efecto sobre el cuerpo etérico, que tuvo que ser moldeado y formado de la misma manera, solo que en un tiempo más anterior que el cuerpo físico en Oriente.

Como ven, es muy fácil malinterpretar esas cosas, porque las diferencias son sutiles, muy sutiles. Si por ejemplo, uno ve lo importante que es entre los pueblos de Occidente que el cuerpo etérico haya sido formado más por los espíritus del agua, entonces es natural, -porque el cuerpo físico es una huella de ello-, que el cuerpo físico también haya sido formado como una huella del cuerpo etérico, a partir de las fuerzas del agua. Pero es importante que en Oriente las fuerzas actúen más directamente en el cuerpo físico. Por lo tanto, hay que dirigir la atención a lo que es importante. La ciencia física externa no puede hacer esta sutil diferenciación. Ve que el cuerpo físico oriental está configurado de una manera y el cuerpo físico occidental de otra. Eso es todo lo que puede ver. Sólo la ciencia espiritual puede profundizar en estas diferencias. Además, el lenguaje es muy torpe e inadecuado para expresar tales diferencias.

Cuando se dicen cosas muy diferentes, a menudo se tiene la impresión de que en realidad se está diciendo lo mismo. Ayer, por ejemplo, tuve que decir que para los pueblos asiáticos es importante que las fuerzas que forman el cuerpo físico residan en su propio cuerpo etérico. Hoy debo decir que entre los pueblos de Occidente es importante que el cuerpo etérico se forme a partir de las fuerzas del agua. Si ustedes toman el conjunto, comprenderán que en la antigüedad se daba el caso de que entre los pueblos orientales de Europa había que formar el cuerpo etérico, pero hoy, ahora, es el momento en que hay que formar el cuerpo físico, mientras que entre los pueblos occidentales se da el caso de que su cuerpo etérico se forma después de que su cuerpo físico ya ha recibido la impronta más de fuera, que su cuerpo etérico está directamente expuesto a los genios del mar, a los genios del agua.

Con los pueblos de Occidente, lo que ellos son se produce porque los impulsos entran en el cuerpo etérico. Allí donde los impulsos entran más en el cuerpo etérico, depende menos de lo espacial y más de lo temporal. En la sucesión del tiempo es más importante cómo funcionan los impulsos.

Cuando observamos el este, vemos cómo los pensamientos, por así decirlo, rezuman de la tierra para preparar al ser humano para la evolución futura. Cuando observamos hacia el Oeste, vemos los pensamientos, las fuerzas que forman los cuerpos etéricos en la sucesión del tiempo, rezumando de lo fluido.

Y allí vemos que en Occidente, hasta Europa Central, el cuerpo etérico del ser humano ya fue moldeado en la antigüedad, moldeado de tal manera que este cuerpo etérico vive su vida inmediata corporalmente, vivamente, exteriormente.

¿Qué significa esto? Significa, mis queridos amigos, que en tiempos antiguos vivieron en el Oeste de Europa gentes que sacaron su forma de vida del cuerpo etérico de la misma manera que ahora, cuando el cuerpo etérico ya ha trabajado con estos antiguos impulsos, el hombre trabaja fuera del cuerpo físico. Vivían gentes que todavía tenían un contacto vivo con el mundo espiritual, especialmente con el mundo elemental. Esto pertenece a los tiempos antiguos. Aquellos tiempos en que los genios del elemento fluido hablaban de la manera más viva con el cuerpo etérico del hombre en Occidente son, por así decirlo, ya pasados. Pero cuando se habla a este cuerpo etérico, es diferente que en nuestra época, donde se habla ante todo al cuerpo físico del hombre. Al cuerpo físico del hombre se le habla de tal manera que se produce una impresión en sus sentidos, que adquiere conocimientos y adopta ciertos hábitos de vida que están relacionados con las impresiones de los sentidos.

Con estos antiguos pueblos de Occidente aún era posible que en sus hábitos de vida, en lo que vivía dentro de ellos, estuvieran aún más conectados con el mundo elemental. Los celtas eran unas gentes que conocían el mundo elemental tal como nosotros conocemos hoy el mundo físico, gentes para las cuales el mundo elemental no estaba cerrado, que podían hablar de los genios de la naturaleza, de los genios del agua, de los genios de la tierra, tal como nosotros hablamos de los árboles, de las plantas, de las montañas, de las nubes, que tenían contacto directo con estos genios de la naturaleza. Y la peculiaridad de la vida en Europa se basa en que esto era así en la antigüedad, porque entonces el cuerpo etérico del hombre se veía afectado de la misma manera que hoy se ve afectado el cuerpo físico a través de los sentidos.

Después, sin embargo, se trabajó más precisamente sobre el cuerpo etérico del ser humano, pero que este cuerpo etérico está formado de tal manera que la relación de los genios del fluido con él, tiene lugar más en el subconsciente, que el contacto consciente con los espíritus de la naturaleza retrocede más.

¿Cómo se llegó a esta situación? Para Francia, por ejemplo, se produjo porque la ola de desarrollo celta se sobrepuso a la ola de desarrollo románico, porque el elemento celta se entremezcló con el elemento románico. En la confluencia de lo celta y lo románico tenemos dos impulsos. Un impulso antiguo, que media directamente el trato entre el mundo elemental y el cuerpo etérico, y en el impulso nuevo, en la influencia del románico, tenemos aquello que también entra en el cuerpo etérico, pero entra en él de tal manera que es como algo histórico, una oleada histórica, de modo que podría ocurrir lo que ya he dicho en las conferencias anteriores, que en el elemento francés podría tener lugar un renacimiento del antiguo elemento griego.

Si queremos comprender correctamente a este tipo occidental de ser humano, debemos evaluar correctamente estos diversos impulsos, que también fluyen hacia el cuerpo etérico. Y ahora hemos hablado, por así decirlo, de fenómenos característicos en relación con las influencias sobre el cuerpo físico y en relación con las influencias sobre el cuerpo etérico. Las cosas son diferentes cuando consideramos la región media. Aquí las cosas son algo diferentes. Aquí tratamos con algo, me gustaría decir, mucho más tácito, con algo que se puede caracterizar menos claramente. Aquí tratamos con el hecho de que tanto los espíritus térreos como los espíritus del elemento líquido tienen un efecto directo sobre el cuerpo físico.

Como ven, se trata de una transición. Aquí, en Occidente, los espíritus del elemento líquido tienen un efecto directo sobre el cuerpo etérico. En Centroeuropa disminuyen los espíritus del elemento líquido, y a ellos se unen ciertos espíritus del elemento térreo. Estos tienen un efecto directo sobre el cuerpo físico; menos fuerte sobre el cuerpo etérico. Cuando se va más hacia el este, los espíritus del elemento térreo refinan el cuerpo físico. Por lo tanto, hemos conectado de alguna manera con Europa Central todo aquello que ha abastecido a Europa durante mucho tiempo con tales cuerpos físicos que son accesibles al elemento líquido y al elemento sólido, y por lo tanto vemos que aquello que fluye en la evolución de la humanidad debe volverse más complejo. Vemos que de este fondo, de este depósito, el pueblo de los francos, preparado, como he descrito, por los genios de lo líquido y lo sólido, se empuja a sí mismo hacia el elemento de la población celta-románico; y sólo entonces surge aquello que descubrimos como el elemento eficaz en la evolución de la humanidad.

Los francos, que se quedaron atrás, conservan así la peculiaridad, la cualidad de absorber preferentemente en el cuerpo físico lo que emana de los espíritus fluidos y térreos, -los sajones están relacionados con esto. Los francos, que se desplazaron hacia el oeste, unieron su esencia a la que procede de la influencia directa de los genios del mar, lo que se hace aún más significativo por cuanto absorbe la historicidad del elemento románico.

De este modo se entrelazan los impulsos y podemos comprender que, sobre todo si queremos describir la Europa occidental, no podemos llegar a una comprensión que no sea teniendo en cuenta todo lo que interviene en el cuerpo etérico.

Si queremos caracterizar a Europa Central, debemos decir que depende más del cuerpo físico, depende más de lo que se configura en el cuerpo físico. Ahora vemos cómo tales impulsos, como los expresados, se concentran por así decirlo en determinados centros, cómo surgen característicamente en determinados centros. Dos centros de este tipo, realmente característicos el uno del otro, se encuentran en Europa Central, por un lado, y en las Islas Británicas, por otro. En Europa Central, donde se expresa con más fuerza, tenemos lo que he llamado el elemento sólido, donde lo que procede de los genios de lo fluido y de los genios de lo sólido afluye al cuerpo físico, donde se mezcla así, y en las Islas Británicas, donde, -en cierto modo con más fuerza que en Francia, por ejemplo-, lo que procede de los genios del elemento fluido actúa preferentemente en los cuerpos etéricos. Esto ha hecho que en estas dos regiones vivan gentes que en el fondo llevan en sí los mismos impulsos; sólo que unos los llevan en el cuerpo físico y son capaces de todo lo que está relacionado con el trabajo de estos genios en el cuerpo físico; los otros, en las Islas Británicas, los llevan en el cuerpo etérico y, por lo tanto, están llamados a realizar todo lo que está relacionado con los impulsos del cuerpo etérico. Si me permiten la grotesca expresión, podría decir que si ponen juntos a un alemán y a un inglés, notarán la diferencia cuando los miren como cuerpos físicos. Sólo se dan cuenta de la similitud cuando juntan el cuerpo físico del alemán con el cuerpo etérico del inglés. Sólo entonces surge aquello que nos muestra que allí viven los mismos impulsos, que allí viven correctamente los mismos impulsos.

Vean lo que surge, me gustaría decir caricaturizado, en la visión externa, que se queda con la fantasmagoría externa. No malinterpreten la palabra. Esto sólo se presenta ante ustedes en su verdadera forma cuando se dan cuenta de lo que se convierte en la base de la vida, de lo que es la verdad. Pero puesto que en el mundo las entidades deben cooperar, porque no puede ser de otro modo que las entidades cooperen, ya que el mundo es un todo, debe ser de modo que por un lado ciertos impulsos actúen a través del cuerpo físico, por otro lado a través del cuerpo etérico. Me gustaría decir que así es como debe ser. Esto crea la correspondiente cooperación real.

Miren ustedes, a través de esto ha surgido lo que aparece en el mundo espiritual como una relación muy especial entre el mundo alemán y el mundo británico. Yo expliqué esta relación muy especial para el Este y el Oeste en una lección anterior mostrándoles cómo tiene lugar una cierta lucha en el mundo espiritual para el Este y el Oeste, causada por la diferencia entre las almas que vienen de un cuerpo oriental y las almas que vienen de un cuerpo occidental.

Lo que provocan las circunstancias que acabo de describir es algo distinto. Les pido que no tomen lo que tengo que decir hoy como si pudiera tomarse intelectual o especulativamente. Tienen que observar en el mundo espiritual, de lo contrario no podrán llegar a la conclusión correcta. Poco a poco se está formando una armonía entre lo que actúa desde Europa Central y las Islas Británicas, una armonía, una verdadera alianza espiritual, que ha experimentado gradualmente tal fortalecimiento que se puede decir que, espiritualmente hablando, no hay almas terrestres que se amen más hoy en día que las almas terrestres de Europa Central y las almas terrestres de las Islas Británicas. Allí existe el amor más fuerte, espiritualmente concebido, y esto se expresa exteriormente en lo que ahora vemos ante nosotros. Así de enredadas están las cosas.

En verdad, uno no pronunciaría tales cosas basándose sólo en una comprensión ligeramente fundamentada, si no las hubiera obtenido a través de las experiencias más dolorosas. No crean ustedes que les está permitido estereotipar pensando que toda alianza en el mundo físico es una guerra en el mundo espiritual, y que una guerra en el mundo físico es una alianza en el mundo espiritual. Las cosas son como yo se las he descrito. Y el hecho de que esto se exprese como una lucha es la señal, en la cultura materialista actual, de la dificultad de vivir realmente la materia en lo espiritual.

Nuestra época se resiste a reconocer lo que hay en el mundo espiritual, no sólo con palabras, sino también con hechos. Intenta presentar lo contrario de lo que está presente en el mundo espiritual porque la era materialista se resiste a reconocer lo espiritual también en los hechos. Y de esta forma, aquello hacia lo que tiende el mundo espiritual, -a saber, la armonía de lo que se ha logrado en el mundo físico en Europa Central y lo que se ha logrado en el mundo etérico en las Islas Británicas-, queda ahogado en la Maya por lo que hoy vemos como lucha y odio mutuo.

Como ven, vale la pena que aquellos que no son científicos espirituales nos tomen por tontos, ya que las percepciones que provienen del mundo espiritual son bastante contrarias a lo que se puede observar en el mundo físico. Pero podemos estar seguros de que el desarrollo ulterior de la humanidad depende de que las verdades espirituales realmente penetren, de que la gente realmente aprenda a ver más allá del mundo de los sentidos. Esto requiere acontecimientos de los que he hablado más o menos claramente en estos días.

Podemos alegrarnos de que el karma nos haya reunido aquí, en una zona neutral donde es posible hablar de estas cosas tan sin reservas, porque hoy en día no es fácil hablar de estas cosas. Pero es bueno que los científicos espirituales se familiaricen con estas cosas, porque pueden observar lo que ocurre en el mundo exterior precisamente como un incentivo para mirar detrás del velo. Muchas cosas tendrían que seguir siendo completamente incomprensibles si no se pudiera mirar detrás de este velo. Las cosas sólo adquieren todo su sentido cuando se ve detrás de este velo.

Traducido por J.Luelmo dic,2023