sábado, 5 de agosto de 2023

GA266b-44 Zurich 16 de enero de 1912 Si el hombre no se comporta en el sentido de la evolución del mundo, estas perturbaciones deben ser compensadas por ciertos espíritus.

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Rudolf Steiner 

LECCIONES ESOTÉRICAS

LECCIÓN 44 

Zurich, 16 de enero de 1912 - 

Si el hombre no se comporta en el sentido de la evolución del mundo, tiene un efecto perturbador en el orden mundial. Estas perturbaciones deben ser compensadas por ciertos espíritus.

Cuando el hombre está "fuera de sí", un tipo de entidad luciférica debe compensar esta perturbación. Este tipo especial se llama Samael. El hombre se siente como si hubiera dos de ellos, como si una segunda personalidad caminara a su lado. Esta personalidad dice a veces cosas que él podría haber dicho hace años, pero que le parecen extrañas en el momento presente. En la visión ve una figura humana. 

Si un hombre miente o es deshonesto consigo mismo (por ejemplo, cree que vino a Zurich sólo por las conferencias, pero en realidad vino porque quería encontrarse con cierta persona que sí vino), entonces el espíritu Azazel debe compensar esta perturbación en la evolución del mundo. Aquí el ser humano siente como si le azotaran en la espalda, presión en la espalda (garganta). En la visión ve una figura parecida a un pájaro.

Si el hombre no participa en su entorno, ni se interesa por las cosas que suceden a su alrededor, ni presta atención a lo que le rodea, entonces el espíritu Azael debe compensar esta perturbación. El efecto que el ser humano siente por esta falta de atención se expresa en él en una sensación de ahogo, de ahogarse en un mar espiritual al despertarse o dormirse. En la visión ve una figura parecida a un león.

Si el hombre no confía en el karma, si no se entrega al karma, si no asume con devoción y valor una cosa terrible y difícil que le sucede, si no la reconoce como correcta y la asume con valor a pesar del dolor, entonces esta perturbación debe ser devuelta a la armonía con el orden del mundo por el espíritu Ahazel [Mehazael]. El hombre se siente aquí como atado a la tierra, como fuertemente encadenado a la tierra, y ve en la visión una figura parecida a un toro.

Aunque nuestra vida es una maya inextricable, no debemos olvidar que nacemos de una tierra primordial divina.