domingo, 6 de agosto de 2023

GA266b-48 Stuttgart, 23 de febrero de 1912- toda nuestra existencia está dirigida y guiada por seres elevados, cada uno de los cuales en su cualidad especial trabaja en el devenir del mundo y en nuestra humanidad especial

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Rudolf Steiner 

LECCIONES ESOTÉRICAS

LECCIÓN 48 

Stuttgart, [23] de febrero de 1912 - 

En el transcurso de las últimas conferencias hemos aprendido que toda nuestra existencia está dirigida y guiada por seres elevados, cada uno de los cuales en su cualidad especial trabaja en el devenir del mundo y en nuestra humanidad especial. Si deseamos entrar en contacto con ellos mediante la concentración y la meditación, debemos llenarnos de un sentimiento de humildad que no puede compararse con la humildad que ciertamente podemos tener en la vida cotidiana, pues ese sentimiento de humildad es demasiado elevado por encima de toda comprensión humana cuando nos conectamos en espíritu con estos Seres elevados, que son al mismo tiempo nuestros maestros, en el mundo espiritual. Sólo más tarde adquiere el ser humano el discernimiento para distinguir las entidades verdaderas de sus propias emanaciones de poder procedentes de su interior.  

Se puede dar un referente que lleve al conocimiento real, tanto si lo que se ve proviene de mundos superiores como de nuestro propio ser interior: Uno lo siente en el corazón, lo impregna con un calor y una excitación que irradian desde el cosmos hacia el corazón, pues el corazón está conectado por un lado con el signo zodiacal de Leo y por otro con el sol, y el calor de estas fuerzas coopera en la visión espiritual.

¿Qué significa ser esotérico?

A lo largo de todas las fases de su existencia en la tierra, el hombre está ligado a su karma, del que no puede escapar, pues las consecuencias de su voluntad, de su sentir y de su pensar, y sobre todo de sus actos, le siguen irrevocablemente a través de todas sus encarnaciones, ya sea antes o después. La culpa en que ha incurrido debe ser redimida en esta tierra, según las circunstancias en que lo coloque su encarnación. La guía divina se encarga de ello. Cuando el hombre mismo toma su desarrollo en sus propias manos, todo procede según leyes reguladas que no pueden ser aceleradas por nada.

Si ahora entra en un entrenamiento esotérico, algo muy diferente le sucede al ser humano. Allí se libera de la guía, ahora toma su desarrollo en sus propias manos, se convierte cualitativamente en una persona diferente. ¿A través de qué? Todo lo que antes consideraba deseable pierde ahora su valor para él en su conjunto, sus puntos de vista y actitudes se vuelven diferentes, ve que a menudo actuó despiadada y duramente en el pasado; su sentido de la responsabilidad se vuelve ahora mucho más sutil y trata en todos los sentidos de compensar las culpas que ha cometido, aunque le cueste grandes sacrificios externa e internamente.

La meditación y otros ejercicios dados al esoterista transforman su cuerpo etérico mediante su repetición diaria, siempre que se sientan en el verdadero sentido, es decir, con las emociones rectamente sentidas y mediante imágenes que surgen interiormente. Entonces, gradualmente, el cuerpo etérico se separa del cuerpo físico y se transforma. Cuando estos ejercicios se han hecho durante mucho tiempo con paciencia y devoción de todo el ser, (pero esto sólo puede hacerse durante un corto tiempo cada vez), entonces gradualmente, muy silenciosamente, algo maravilloso se hará perceptible en la persona que despierta del sueño, que no puede expresar con palabras, porque es un sentimiento muy tierno de una experiencia en el mundo espiritual del que acaba de regresar.

Al cabo de un rato ve aparecer ante sí colores en los que se desarrollan formas, y en ellas encuentra algo muy distinto de lo que hasta entonces estaba acostumbrado a ver. Pero hay que advertir que estas formaciones, -y muchas otras cosas que surgirán y que, al principio del desarrollo espiritual, también se parecen a las cosas de nuestro entorno cotidiano-, no deben tomarse inmediatamente por experiencias espirituales, pues muy a menudo proceden como cualidades de nuestra propia alma, de la cual irradian. Pero el entrenamiento esotérico por sí solo no hace al hombre mejor, esto debe ser expresamente enfatizado. Por muy elevado que sea el desarrollo intelectual o las virtudes morales de un hombre, en su alma siguen ocultas malas cualidades desequilibradas, que en su mayoría han sido ocultadas por las costumbres convencionales. En realidad, el hombre es peor de lo que se le suele considerar. En un desarrollo esotérico, que el hombre toma ahora en sus manos, sus vicios salen inevitablemente a la luz, y aquí el esoterista tiene que emplear toda su fuerza para vencerlos, él mismo hace surgir su karma y lo acelera [acelera] con su desarrollo. Que esto lo comprendamos bien, pues hemos entrado en otro camino de la vida; ahora nos hemos convertido en camaradas de nuestros elevados guías espirituales, que hasta ahora nos guiaban solos, pues ahora nosotros mismos hemos tomado las riendas y también la plena responsabilidad de ello.

Ahora se suele decir que no es otra cosa que egoísmo por parte del hombre el querer desarrollarse más rápido que sus semejantes. Pero no es así. Tan pronto como nos ha quedado claro a través de nuestra enseñanza que somos de origen divino y que debemos desarrollarnos de nuevo hacia arriba, hacia la fuente original de nuestra existencia, hacia la divinidad, entonces es incluso un pecado de omisión si decimos: esperaré mi tiempo tranquilamente, no quiero anticiparme a la divinidad, ella me llevará un día a la meta. - Cuando el hombre habla así, hay mucho de arrogancia espiritual en ello, pues los Dioses han puesto en nosotros los gérmenes de nuestras disposiciones espirituales, y si somos conscientes de ello, debe ser nuestro deber no dejar que estas facultades permanezcan ociosas y dejar su florecimiento a la corriente general del desarrollo. Debemos tomar en nuestras manos el desarrollo de nuestros órganos espirituales, ya no debemos dejarnos guiar, sino convertirnos nosotros mismos en camaradas de nuestros guías. Es un camino difícil. No se puede hablar de egoísmo, pues tenemos obligaciones para con nuestros guías, los cuales nos han mostrado el camino hasta ahora. 

Volvamos ahora nuestros pensamientos hacia arriba de nuevo, hacia la entidad elevada que tiene hoy especialmente bajo su cuidado. Siempre es una constelación favorable cuando una E.S. se celebra un viernes, debido a la gran influencia que esta entidad infunde en nuestros pensamientos y sentimientos: (Mantram) [Dicho diario].

Discutimos en la lección anterior por qué debemos convertirnos en esoteristas; hoy aún me gustaría contarles el verdadero significado de la meditación diaria. Las meditaciones son probadas y nos son dadas por los maestros de la sabiduría y de la armonía de los sentidos para el esoterismo. Su poder es irrefutable si se realizan en el verdadero sentido con la más santa devoción. La meditación debe utilizarse justo antes de ir a dormir, después de haber desterrado de nuestra alma todos los pensamientos que aún nos unen a la vida del día con sus alegrías y placeres, sus penas y problemas. La meditación debe ser nuestro último pensamiento, que llevamos con nosotros al otro mundo, para que los seres espirituales puedan conectar con ellos. Nos sumergimos en sus cuerpos etéricos, ellos nos penetran con sus poderes, para que podamos recibir de ellos nuevas fuerzas y una salud fresca para el día siguiente. Cuán a menudo, desgraciadamente, muchas personas entran en su vida de sueño con pensamientos de todo tipo de placeres de la vida material cotidiana. Estos pensamientos producen vibraciones que tienen un efecto repulsivo sobre los seres espirituales, y de este modo el ser humano trabaja en gran medida en contra de su desarrollo espiritual y de su salud.

Así como al anochecer nos sumergimos en la atmósfera espiritual, tampoco al despertarnos por la mañana debemos apoderarnos inmediatamente de todo lo que llenó nuestra vida el día anterior con afanes y cargas, preocupaciones, deseos y pasiones. Alejemos todo esto durante un rato, dejemos que nuestros pensamientos se detengan un poco en las regiones de las que acabamos de salir; y también aquí, después de una práctica más o menos larga, sentiremos cómo esto también favorece nuestro desarrollo y no sólo para nuestro ser interior, pues de nuestros ojos, también de nuestras manos, su poder radiante, que ha fluido en nosotros, pasará a nuestros actos para la salvación de la humanidad.