sábado, 29 de julio de 2023

GA266b-22 Berlín, 17 de enero de 1911 El mundo físico como resultado de los pensamientos de Dios.

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Rudolf Steiner 

LECCIONES ESOTÉRICAS

LECCIÓN 22 

Berlín, 17 de enero de 1911 - 

Las técnicas de la vida esotérica se dan, por así decirlo, en nuestra meditación. Aquí se deja que actúen sobre uno pensamientos que despiertan sentimientos y sensaciones que no proceden del plano físico. Hay dos clases de pensamientos: los que se despiertan en nosotros a través de la percepción del mundo físico, y pensamientos como los que nos da la teosofía. Todo en ese mundo físico es maya, incluido nuestro cuerpo físico. ¿A través de quién o qué? ¿Gracias a qué existen los animales, las plantas y las piedras que nos rodean? Gracias al hecho de que seres superiores tomaron un pensamiento hace muchos millones de años y lo pensaron una y otra vez. En estas cosas es como dice el proverbio; el goteo constante ahueca la piedra. Los mismos pensamientos se cubren unos a otros y acaban formando objetos físicos. Cuanto más dura es una piedra, más tiempo la han pensado los seres. Nuestro cuerpo físico no es otra cosa que el pensamiento de muchos seres superiores.

Si sólo pensamos los pensamientos ordinarios del plano físico, entonces éste no es realmente ningún pensamiento, sino la imagen especular, la ilusión de un pensamiento. Porque todo lo que es del mundo físico ya fue pensado hace mucho tiempo, y todo lo que hacemos es repetir estos pensamientos, pero de manera equivocada. Por ejemplo, si alguien oye sonar una campana, el sonido no es nada real, pero es así: hace millones de años lo que se convirtió en la campana y también lo que se convirtió en nuestro cerebro fue pensamiento, y el golpeteo de estos dos da el sonido que oímos. Todos los pensamientos físicos son improductivos y a la larga tienen un efecto destructivo. Llevan a nuestro cuerpo astral a una cierta oscilación, pero ésta ya fue puesta en él por seres superiores. Por eso, quien nunca piensa de forma supersensible, nunca introduce nuevas formaciones en el cuerpo astral. Lo que sucede en el cuerpo astral repercute en el cuerpo etérico, pero el cuerpo etérico se inclina a recibir nuevas formas y pensamientos. Las viejas formas tienen un efecto destructivo sobre él y de ahí a los hilos físicos de nuestro sistema nervioso. Todo esto debe restablecerse de nuevo en el sueño. El cuerpo astral se inserta durante un tiempo en las jerarquías superiores y así obtiene fuerzas; el cuerpo etérico se separa del cuerpo astral y así se regenera. No se podría vivir mucho tiempo sin dormir.

Por el contrario, los pensamientos no sensoriales tienen un efecto productivo y edificante Permiten al hombre encajar en las jerarquías. Se crean nuevas formas, las flores de loto, en su cuerpo astral. Por eso es necesario repetir una meditación cientos de veces.

Las ideas que nos formamos sobre las enseñanzas teosóficas -pues nuestro pensamiento sobre ellas es también meditación- al principio no estarán totalmente libres de sentido. Por ejemplo, si uno dice que Saturno es una esfera de calor, y que la armonía de las esferas resuena en Devachan, uno imaginará esto en imágenes sensoriales al principio - como el calor en nuestra sangre, una hermosa sinfonía, y cosas por el estilo. Pero si el pensamiento se repite, el elemento sensorial que todavía está unido a él se desvanece por sí mismo y la parte suprasensible permanece.

En el mundo, los pensamientos matemáticos son los más libres de sentido; pero cuando un moderno piensa en un triángulo, lo piensa con color y cierto grosor, es decir, no de forma suficientemente abstracta. Pero uno se acerca más a los pensamientos suprasensibles cuando nota las relaciones. Recordar un sonido es un recuerdo de una cosa sensorial, pero recordar una melodía es algo que consiste en relaciones de sonidos que no pertenecen como tales al mundo sensorial. E imaginemos dos sinvergüenzas o dos buenas personas, donde en primera instancia uno es peor que el otro, o un hombre hace más buenas acciones que el otro - entonces hay algo en esta relación que no es del mundo físico de los sentidos, algo que nos lleva al mundo espiritual. Si un hombre piensa en un canalla o lo ve, le producirá una sensación desagradable; pero si ve a dos canallas uno al lado del otro en una obra de teatro, el peor canalla siempre le gustará más que el menor, porque la grandeza siempre es atractiva. En esto se basa, por ejemplo, el efecto de varias obras de Shakespeare. Por eso es importante ver y estudiar las relaciones en el mundo exterior, porque esto nos aleja de las cosas sensoriales.

Otra forma de desarrollar el pensar desprovisto de sensorialidad es dejar que los procesos discurran en sentido inverso, por ejemplo, rezando el Padrenuestro al revés o mirando hacia atrás a través de nuestra meditación. Esa es la única manera en que el hombre puede mejorar su memoria. La memoria del hombre ha empeorado mucho en los últimos cuatro o cinco siglos, y así será aún más si no aprovecha las oportunidades que ahora se le ofrecen. El momento para estas oportunidades es particularmente favorable ahora, y más adelante simplemente ya no estarán ahí. La memoria ya no será una mera espera para ver si las cosas quieren salir de un terreno oscuro. Será como un tanteo hacia el pasado o como un envío de antenas que se aferrarán al pasado como hacia algo que es real. Nuestro tiempo es particularmente favorable para este desarrollo y para el desarrollo esotérico en general.

Así, vemos que nuestro cuerpo es una ilusión; son pensamientos de seres que también son pensamientos. El pensamiento piensa pensamientos - esa es una afirmación meditativa que es muy importante. No es nuestro cerebro o cuerpo etérico o astral el que piensa - los pensamientos piensan pensamientos. Eso es algo que también emerge claramente de nuestro verso:

En el espíritu yace el germen de mi cuerpo.
Y el espíritu ha plasmado en mi cuerpo
El sentido de la vista,
Para que a través de los ojos pueda ver
Las luces de los cuerpos.
Y el espíritu ha plasmado en mi cuerpo
La razón y la sensación
Y el sentimiento y la voluntad,
Para que a través de ellos pueda percibir los cuerpos
Y actuar sobre ellos.
En el espíritu yace el germen de mi cuerpo.
En mi cuerpo yace el germen del espíritu.
E incorporaré a mi espíritu
Los ojos suprasensibles
Para que a través de ellos pueda contemplar la luz de los espíritus.
E imprimiré en mi espíritu
La sabiduría, el poder y el amor
Para que a través de mí actúen los espíritus
Y me convierta en un órgano consciente de sus actos.
En mi cuerpo yace el germen del espíritu.